¡Se acabó lo que se daba!

El presidente Maduro anunció que Venezuela abrirá un proceso de refinanciamiento de su deuda externa que los expertos ubican en suma cercana a los 120.000 millones de dólares generada por la República, Pdvsa y algunas otras empresas estatales. En ese monto no se incluyen los atrasos en pagos a proveedores, laudos arbitrales, etc.No pretendemos aquí definir o aclarar si desde el punto de vista técnico lo que propone el Ejecutivo es un refinanciamiento o una reestructuración, ya que está suficientemente claro que lo que motiva a dar este paso es la falta de recursos para continuar funcionando y menos aún sin cambiar el esquema económico que nos condujo a esta encrucijada. En todo caso la palabra que flota en el ambiente es default que implica la cesación de pagos que trae consecuencias muy desfavorables y cuya relevancia no escapa a nadie y no es cuestión de oficialismo u oposición, sino de supervivencia del barco en el que estamos todos a bordo.Afirman quienes conducen los destinos de la República que esta delicada coyuntura es el resultado de los ataques del capitalismo contra el modelo político venezolano a través de la guerra económica, las sanciones, etc. No parecen tener en cuenta que la marcha hacia el borde del precipicio a paso de vencedores fue generada por el estrafalario comportamiento de quienes dilapidaron las astronómicas sumas que ingresaron a Venezuela por cuenta de un recurso el petróleo cuyo precio siempre ha sido volátil.Noruega, Arabia Saudita, Emiratos, etc., tomaron precauciones cuando las vacas gordas; Venezuela, no.Es evidente y no se puede ne gar que las sanciones que acaba de imponer el gobierno norteamericano están contribuyendo al empujón final, y eso que las mismas apenas están en su fase inicial.No se trata aquí de discurrir acerca de la bondad o maldad de Mr. Trump y su imperio. El tema es opinable y seguramente será desmenuzado en profundidad por políticos y analistas. De lo que se trata es de entender que guste o no existe una realidad en la que Venezuela es deudora, que ha hecho indecibles esfuerzos por continuar pagando a sus acreedores y que pese a ello se acabó lo que se daba.Para poder refinanciar o rees tructurar la deuda hay que tener en cuenta realidades que Venezuela no controla en absoluto y en las que para nada valen bravuconadas ni discursos populistas, ni invocaciones al legado del Eterno. Nuestra única fortale za, paradójicamente, es nuestra extrema debilidad que, naturalmente, también causa...

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