Adiós a las academias

M agglio Ordóñez, el campeón bate de la Liga Americana en 2007, uno de los mejores peloteros venezolanos de todos los tiempos, no habría llegado a las mayores de no ser por la creación de las academias de Grandes Ligas en Venezuela, esas que hoy están en un lánguido proceso de extinción.Ordóñez era un joven depor tista portocruzano, habilidoso con el balón de fútbol y entusiasta del beisbol, que a los 17 años de edad soñó con formar parte del batallón de reclutas formados en el campamento de los Astros de Houston, en Guacara.No tenía suficiente talento, se gún los scouts. Allá por 1991, el legendario Andrés Reiner había dotado a los siderales de una pléyade de nativos hambrientos de triunfo y con habilidades especiales para los diamantes.De allí salieron Bob Abreu, Richard Hidalgo, Raúl Chávez, Melvin Mora, Carlos Guillén, Freddy García, Johan Santana y otros.Ordóñez no. A él lo deja ron ir, porque no pintaba tan bien como los demás.Nunca fue un legítimo prospecto, en realidad.Se hizo a sí mismo, a fuerza de determinación, trabajo y empeño.Quizás eso último fue lo que cautivó a los Medias Blancas de Chicago, que entonces iniciaban operaciones en Venezuela y necesitaban completar un equipo en su nueva academia. El toletero derecho podría ser uno más en el roster, porque la nómina no estaba completa. Si los texanos tenían razón, nada perdían. Si triunfaba, sería un bono.Ordóñez triunfó. En 1997 llegó a la gran carpa. De 1999 a 2002 sumó cuatro temporadas sobre 30 jonrones y 100 empujadas. Se retiró en 2011, siendo un ícono de los Tigres de Detroit, y levantó a una familia con un sueldo bien ganado, que...

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