Alcaldes en la mira

A las 2 de la tarde del domingo 30 de julio, día de la votación para el proceso constituyente, los vecinos de Omar Lares, alcalde del municipio Campo Elías en Mérida, se encontraron con una intervención policial y militar que cercó agresivamente las calles de la pequeña comunidad.El operativo policial encabezado por el Sebin buscaba al alcalde Lares, a pesar de que no había y aún no existe ninguna orden de detención en su contra.Lares y su familia tuvieron que tomar previsiones.La experiencia les demostraba que nada bueno podía ocurrir. En 2006, Lares había sido víctima de un atentado cuando fue jefe de campaña por Ejido para la candidatura de Manuel Rosales.Recibió tres disparos y uno le rozó el corazón. En 2010, un grupo de presuntos Tupamaros desvalijaron y prendieron fuego a la vieja casa colonial de la que lograron salir, Lares, su esposa y sus tres hijos que para ese entonces tenían 19, 18 y 6 años de edad.Hace menos de un mes la familia tuvo que tomar medidas desesperadas para protegerse. Llegó un grupo como de 100 personas disparando, volaron el cilindro de la casa y amenazaron a los vecinos. A quienes tomaban fotos o grababan los funcionarios les decían `guarden eso o les vuelo la cara’, narra Liliana Lares, hermana del alcalde de Ejido, uno de los cinco alcaldes que están en la clandestinidad desde el exilio.La comisión policial logró entrar a la casa cuando la familia había salido pero uno de los hijos, Juan Pedro, de 24 años de edad, se retrasó para tratar de asegurar las puertas y terminó cercado por los hombres ves tidos de negro que lo detuvieron en el techo de la casa, bajo la mira de dos helicópteros que sobrevolaban la vivienda.Lo trasladaron esa misma noche hacia Caracas en un avión militar y hasta el miércoles siguiente no sabíamos nada de él. Supimos que estaba en el Helicoide porque unos detenidos pudieron informar a sus familiares y nos avisaron.Juan Pedro Lares no aparece en la lis ta de detenidos y luego de 24 días hasta el cierre de esta edición no había sido presentado a tribunales porque no fue imputado por ningún delito. Lo que saben sus familiares por la única vez que su mamá pudo verlo, es que su estatus es de testigo.Mi sobrino está en un limbo judicial, no le permiten visitas porque supuestamente él no está detenido pero tampoco lo liberan. La única respuesta es tenerlo allí hasta que se entregue su papá, explica su tía.Estas detenciones al estilo comando se combinan con otra fórmula para perseguir y...

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