Las ambiciones personales complican la estructura social

Un alto ejecutivo de una importante empresa ha decidido utilizar el símil del despegue de un avión para reflexionar sobre cómo la vida humana puede pasar de lo sencillo la velocidad cero a lo complejo: el destino.Mientras avanzamos entre el aquí y la nada, transcurren seis segundos para expiar los pecados. Es cuando se llega al punto de no retorno; cuando se está condenado a acelerar hacia el vacío. Es cuando nos lanzamos contra el cielo, dice el personaje.Su vida laboral, los roman ces finitos, el sexo y la búsqueda implacable del éxito pasan por su mente en medio de una oficina gris de elementos que transmutan. A su alrededor pululan mujeres en falda y tacón; hablan de las relaciones en la era de las redes sociales, de las fantasías que no deben concretarse porque pierden su esencia. Pero él solo quiere alcanzar el puesto de vicepresidente, dejando todo lo demás para después. ¿Es eso simple? Distintos cuestionamientos humanos, y a veces demasiado atropellados, surgen en el montaje con el que La Caja de Fósforos cierra su temporada 2016. Simple es una versión que Ricardo Nortier hizo de varias crónicas escritas por el periodista brasileño Marcelo Carneiro da Cunha. El montaje se estrena mañana, dirigido y protagonizado por el mismo Nortier.Lo que me parece más inte resante de los textos es su contemporaneidad. No hay una historia lineal, no es que va a suceder algo trascendental.Son cuestiones del día a día en una empresa, con foco sobre algunos conflictos, todo de forma fragmentada. La escena se va de un lado a otro muy rápidamente. Es un juego entre el frío mundo empresarial y la necesidad del ser humano de buscar lo orgánico. Es sobre esa renuncia que uno a veces debe hacer...

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