¡Ánimos arriba!

Casi nadie despierta cada mañana y sale a correr descalzo por un campo florido con la canción "What a wonderful world" sonando de fondo a manera de soundtrack. A menos que tenga configurada la canción en el aparato que use para despertarse, pocos son quienes tienen amaneceres de película, con banda sonora incluida. La mayoría tiene que lidiar con el odioso sonido del despertador, el madrugonazo, la espera para usar el baño, el desayuno apurado, las loncheras, los olvidos, la arepa que se quemó, el tráfico o las malas noticias que anuncia la radio. "Mantener el buen ánimo hoy en día no sólo es bueno, es una necesidad de subsistencia ante tantos estímulos negativos y destructivos que recibimos diario, y más aun si vivimos en grandes ciudades", apunta Ignacio Trujillo, coach ontológico y autor del libro Disfrutar como si hoy fuera tu último día. Él, al igual que otros expertos, asegura que el buen ánimo es una manera de elegir vivir la vida. No se trata de decir que todo está bien y que no pasa nada malo afuera. "Por el contrario, es decidir que la vida es mucho más que lo que vemos en los medios de comunicación y que hay personas dispuestas a demostrarse que la vida tiene sentido y vale la pena disfrutarla", asegura Trujillo. "Cuando mantienes el buen ánimo, la vida fluye más fácilmente. La mente está más clara, tomas decisiones con más calma, puedes relacionarte mejor con las personas y tu entorno responderá de manera óptima a tus necesidades", explica Francisco Moreno Ocampo Director de la Fundación El Arte de Vivir en Venezuela, quien insiste también en dar importancia a que todos estamos íntimamente conectados. "Hay teorías científicas que tratan la interconexión de todo en la naturaleza. Nuestras emociones se contagian", insiste. Por eso es tan efectivo para ser mejor atendido, dirigirse a quien se encarga de ello con una sonrisa. Bueno, no siempre es tan efectivo, pero siempre habrá mejores posibilidades de éxito que si se llega con mala actitud. "Lo que no conviene es quedarse enganchado en el 'ves, por eso es que yo ni doy los buenos días ni las gracias porque uno lo dice y nadie contesta'. Si vas a saludar para probar que el mundo te sonríe, y si no lo hace te vas a molestar, mejor no hagas nada", dice divertida la psicóloga Mercedes Castro. "Piensa más bien en lo desafortunada que es esa persona, que no sabe o no es capaz de conectarse con emociones positivas. Además, también hay que decirlo, todos tenemos derecho a tener un mal...

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