En busca de la civilidad

A don Cecilio Acosta, a 200 años de su nacimiento La actual situación de creciente descomposición social, el acelerado empobrecimiento material y espiritual de la gran mayoría de la población, las consecuentes tensiones sociales y políticas, la violencia que se acrecientan cada día más, en una expresión, el profundo desgarramiento que vive la sociedad venezolana del presente, constituye una problemática que no puede ser comprendida en sus rasgos esenciales a partir de enfoques o, como se les suelen llamar, de modelos sean estos teóricos o metodológicos, da lo mismo que suelen obviar el grueso de los conocimientos filológicos como los denomina Vico, por considerarlos secundarios o aleatorios, en relación con el campo o especialidad que le resulta familiar cómodo a no pocos economistas, historiadores, sociólogos, psicólogos sociales, comunicadores o politólogos, siempre guiados por la reflexión del entendimiento abstracto. Tales interpretaciones o, más bien, tales presuposiciones de la realidad terminan siendo limitadas y de muy poca utilidad, toda vez que son presentadas como soluciones que ponen entre paréntesis nada menos que el decurso de múltiples configuraciones que ha dado tiempo y espacio, es decir, concreción, al pathos de esta abrumadora crisis orgánica.Decía Hegel que no nos con tentamos con que se nos enseñe una bellota cuando lo que queremos ver ante nosotros es un roble. Y es que semejante modo de proceder parece obviar la idea misma de concepto, cabe decir, de una visión del mundo ágil, concreta y completa, de un saber del presente y de lo real, con base en el cual las diversas manifestaciones del conocimiento van encontrando su real y efectiva ubicación orgánica, y en virtud de la cual logran desempeñar una función no solo cuantitativa sino, a la vez, cualitativa, ontológica e históricamente apta para la cabal comprensión y consecuente superación de la crisis.Necesario, en consecuencia, el establecimiento de una fluida relación de disciplinas, cuya multiformidad hermenéutica pueda superar las limitaciones de tiempos y lugares que, en sustancia, la elemental y grosera ley de la simetría prohíbe.A ese proceder se le denomina crítica de la razón histórica, único modo de conquistar la civilidad. Se trata de comprender que, en efecto, si las ficciones forman parte constitutiva de la realidad, su espectro, el sujeto de la palabra desgarrada por el ser, deviene sujeto desgarrado por la palabra como expresión del dolor del tiempo. Ser...

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