¿Cómo construir cosas con palabras? Las lecturas filosóficas para una práctica literaria.

AutorRodriguez, Alejandro Robledo
CargoEnsayo

HOW TO CONSTRUCT THINGS WITH WORDS? OR PHILOSOPHICAL READINGS FOR A LITERARY PRACTICE

Preliminares

Antes que realizar una disección pormenorizada de las razones metodológicas que justifica o no este ciclo de conferencias, me ha parecido justo y apropiado, desarrollar un diálogo que intente poner en pie algunas ideas derivadas de ciertas lecturas que a lo largo de la exposición irán quedando de manifiesto. En este sentido, en mi parecer es muy ilustrativo en título de una serie de conferencias con las John Langshaw Austin (1911-1960), impartió en la cátedra Sir William James en la casa de estudios en que hasta 1959 se desempenó como profesor de filosofia moral, a saber, Oxford. El título de estas conferencias, tomó el nombre de "Como hacer cosas con palabras" (3), título que me permito utilizar, sin ánimo de ofender al autor con la precariedad de mis reflexiones--si pues--sus ideas son precisamente las que sirven de base para las reflexiones que espero, sigan su curso a lo largo de esta exposición.

En efecto, John Austin, fue profesor de Filosofia en Oxford, y como otros filósofos ingleses y norteamericanos de principios del siglo XX, volcaron sus esfuerzos intelectuales en generar lo que en literatura el célebre Henry James, llamó Otra vuelta de tuercct (4), esto es, generar un cambio, no paradigmático, al estilo de la filosofía de la ilustración, sino un esclarecimiento del pensamiento humano de forma tal, que la filosofía que surge de él no fuese pura discusión académica, sino que tomara los elementos propios del lenguaje común y los aplicara a la vida y al final a la filosofia, camino que aun hoy es seguido por el realismo norteamericano, y rechazado en gran parte por la escuela francesa. Si es dable describirle de algún modo, podemos plegarnos a la opinión vertida por Hampshire quien referia que "[Austin] era constitucionalmente incapaz de abstenerse de aplicar las mismas normas de verdad y exactitud a un argumento filosófico, la sentencia por la sentencia, como él se habría aplicado a cualquier otra materia seria. Él no podía haber adoptado un tono especial de voz, o la disposición de ánimo, para preguntas filosóficas" (5).

Pues bien, en cuanto a la pregunta esencial planteada, esto es, ¿Es posible hacer cosas con palabras? (6) La respuesta del sentido común, nos diría juiciosamente que no. Que la construcción en general es tarea de ingenieros y albaniles o arquitectos inclusive, pero nunca labor de un filósofo y menos aún de un abogado. Pero seamos testarudos y omitamos la prevention del sentido común y hagamos caso a nuestro apetito intelectual y a nuestra curiosidad y veamos que resulta. Eventualmente nos podremos sorprender.

Cuando los seres humanos pensamos en la noción de construir algo, pensamos rápidamente ya en una casa, un automóvil, un departamento, o un edificio cualquiera. Jamás pensamos, al menos primeramente, en que al decir "algo" podamos construir "otro algo" con las palabras que forman parte de lo que se dice, o al menos no del modo en que pragmáticamente lo pensamos en primer lugar. Sin embargo, muchos otros antes que nosotros aquí ya se habían preguntado lo mismo y encontrado una respuesta diversa. Así, Aristóteles, en el texto "De Interpretatione" sostenía que "para poder interpretar un lenguaje había que distinguir entre los distintos tipos de juicio que encerraban en su significado, de este modo, o sea a través de la comprensión de un lenguaje determinado (el griego) y sus palabras, se logra determinar cuál es el contenido de lo que se dice" (7). Pero la pregunta subyace, ¿y para que tanta explicación para algo que parece tan simple? Pues sencillamente porque en Grecia, así como en Roma--luego--a diferencia de lo que creemos, aún hoy, reinaban muchas lenguas antes de que se impusiera la koinés o lengua común que imperó solo hacia la democracia ateniense, a través de la educación y la filosofía y la literatura.

Entonces, la pregunta sobre si es posible construir cosas con palabras, parece ser más una cuestión de lenguaje y que de la filosofia. Ya veremos que ambas alternativas no son excluyentes sino que prefiguran una vertiente filosófica que es dable interpretar en las múltiples aristas de la vida humana. Desde el punto de vista de los contextos epocales, basta recordar que Austin, coincidió plenamente así como George Edward Moore (9), Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein en un centro de interés especial: el lenguaje y su comprensión filosófica. Así, companeros de cursos algunos, y de época y filosofia en todos los casos. Los dos primeros junto a John Austin configuraron la llamada Escuela de Oxford, el último los precedió en Cambrigde. Su influencia se denota en los estudios filosóficos y lingüísticos aún hasta nuestros días.

Expliquemos un poco la cuestión: Construir, es cosa de poner un ladrillo sobre otro y la adecuada argamasa para que se forme el muro sobre unos cimientos que le den soporte, al menos desde una perspectiva genérica. Seamos nuevamente testarudos y sigamos con insistencia sobre la idea, errada o no--aún no lo sabemos--de que podemos construir "algo" con las palabras que usamos.

A los ladrillos llamémosles "palabras", y a la argamasa "lenguaje", los cimientos serán el "verbo". Con este ejercicio, aunque no explicado de esta forma tan agreste, se fundó la "filosofía analítica" a principios del siglo XX, representada por los autores ya mencionados.

La idea central de su filosofía, era pues, intentar que la reflexión intelectual dejara de dar vueltas sobre sí misma, y de crear un espacio para que todo el mundo pudiese...

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