Cartografía breve del constructivismo en la sociedad del conocimiento

AutorRodrigo Martínez; María Inés De Jesús; Raiza Andrade; Raizabel Méndez
CargoFacultad de Ciencias Jurídicas y Políticas Universidad de Los Andes Mérida - Venezuela donrma@hotmail.com - mari@hotmail.com raizaandrade@yahoo.com - raiza99@yahoo.com
Introducción

“Para un nuevo mundo nuevos conceptos, para un mundo por venir nuevos conceptos para percibirlo y construirlo, para nuevos conceptos un poco de novedad, de sorpresa, pero también un poco de tradición y sentido común, y para redondear una forma que exprese ambos componentes, lo nuevo y lo viejo en una unión que favorece el tránsito de los límites a las posibilidades” (Galindo, 2003)

La humanidad enfrenta una situación de cambio acelerado y continuo que la ubica en lo que se ha dado en llamar una nueva era civilizatoria, en la que la economía industrial ha dado paso a una economía emergente basada en la capacidad de aplicar el conocimiento en un marco de constante innovación. En esta nueva era, el conocimiento y la información se inscriben como importantes factores de producción.

Se la ha denominado “Sociedad del Conocimiento” porque en ella se desarrollan capacidades para generar, apropiar y utilizar el saber y dirigirlo hacia la atención de sus necesidades para construir su propio futuro, convirtiendo la creación y la transferencia del conocimiento en herramientas fundamentales para el logro de sus objetivos. Es una sociedad marcada por un aprendizaje permanente que exige la revisión y adecuación constante de los diferentes actores e instituciones para asumir y orientar el cambio y para desarrollar modelos que transformen la información, que se produce de manera exponencial y pluridimensional, en conocimiento útil con efectividad social.

Sin embargo, la visión acerca de la globalización de la sociedad de la información ha puesto predominantemente el énfasis en los aspectos económicos, políticos y de las nuevas tecnologías, dejando de lado un amplio espacio relacionado con el o los aprendizajes necesarios para enfrentar la velocidad de los cambios, a pesar de que se están configurando nuevos lenguajes, nuevos códigos de comunicación que interfieren en las modalidades tradicionales de aprendizaje.

Para Morin, Motta y Ciurana (citados en Bolaños, 2001), propulsores del Pensamiento Complejo, la globalización que se promueve en ciertos ámbitos es excluyente, simplificadora, reduccionista, razón por la cual proponen una referencia a la planetarización, lo que supone una nueva conciencia de la co-responsabilidad planetaria, de la inter y transculturalidad, del reconocimiento de las diferencias, de la necesidad de procurar un ambiente sustentable desde el compromiso ecológico y una nueva actitud frente a los problemas contemporáneos, todo lo cual exige gran apertura, una nueva sensibilidad y un abordaje de la educación, la enseñanza y el aprendizaje desde otras perspectivas.

En este sentido, “Para facilitar el tránsito a esta sociedad y sus necesidades formativas se debería apostar a configurar la “sociedad del aprendizaje a lo largo de la vida” a fin de fortificar el protagonismo en mentes y voluntades de personas en los nuevos entornos” (...), este aprendizaje esta referido a “(...) oportunidades educativas diseñadas de modo flexible y personalizado entendidas como acompañamiento a lo largo de la vida personal y colectiva con procesos de aprendizajes globales, integrales, reales y virtuales” (Fainholc, 2005).

La sociedad de la información y el conocimiento surge entonces como el nuevo paradigma cultural de “aprendizaje a lo largo de la vida”, en el cual las personas se forman según necesidades diferentes de aprendizajes diversos.

Se hace necesario reflexionar en torno a las bases epistémicas de las nuevas realidades donde los conceptos de verdad, objetividad, conocimiento, ciencia, interrelación y sociedad, han sufrido transformaciones esenciales. El ideal, entonces, es emplear nuevas visiones de entrelazamiento, nuevos conceptos y herramientas intelectuales que permitan dar respuestas a los desafíos de un mundo interdependiente, incierto y vulnerable. Para ello la revisión debe partir de la filosofía y llegar a una nueva epistemología.

Nos hemos planteado, en esta oportunidad, enfatizar en el Constructivismo, desde su perspectiva epistémica, entendiéndolo como un conjunto de elaboraciones teóricas, concepciones, interpretaciones y prácticas que junto con poseer un cierto acuerdo entre sí, tienen también una gama de perspectivas, interpretaciones y prácticas bastante diversas, donde el conocimiento no es el resultado de una mera copia de la realidad preexistente, sino de un proceso dinámico e interactivo a través del cual, la información externa es interpretada y re-interpretada por la mente que va construyendo progresivamente modelos explicativos cada vez más complejos y potentes. Esto significa que conocemos la realidad a través de los modelos que construimos para explicarla y que estos modelos siempre son susceptibles de ser mejorados o cambiados.

Entendida de ese modo, la epistemología constructivista puede ser descrita como un procesador cognoscitivo integrado al sistema social de la ciencia, a las operaciones del conocer y a los conocimientos que desde éstas se generan y afirman. En este sentido, afirma Novack (1988) que el aprendizaje constructivista intentaría entonces explicar cómo el ser humano es capaz de construir conceptos y cómo sus estructuras conceptuales le llevan a convertirse en las “gafas perceptivas” que guían sus aprendizajes.

Estamos en presencia de una pluralidad competitiva de epistemologías con sus correspondientes opciones metodológicas. Éstas, en su cierre, se bifurcan en epistemologías tradicionales que tienen por centro lo observado y en las emergentes epistemologías del observador (Arnold-Cathalifaud, 2003).

Y nos preguntamos ¿la objetividad ha muerto?

La búsqueda de una verdad objetiva por sobre parciales versiones pareciera ser un valor inalcanzable. El objeto de la investigación se ha desplazado hacia sus posibilidades: al encuentro de explicaciones (buenas, mejores y útiles). Ya no es posible asegurar observaciones “verdaderas” o “últimas”.

Finalmente, la “Sociedad del Conocimiento” nos presenta un conjunto de nuevas realidades, que se van consolidando fundamentándose en el conjunto de selecciones y clasificaciones que realiza el individuo. El proceso de construcción del conocimiento se logra a partir tanto de las acciones mismas de la indagación, como de la indagación de quien indaga. El sujeto no está excluido del mismo, forma parte de él.

El trabajo planteado en torno al tema del constructivismo y las nuevas realidades de aprendizaje en la sociedad del conocimiento, parte de una reflexión sobre una pregunta esencial en estos momentos de cambios paradigmáticos: puede decirse que ¿la objetividad ha muerto? La relación objeto y sujeto en el hacer de la ciencia nos conduce al Constructivismo, del cual estudiamos sus bases filosóficas y psicológicas intentando una breve cartografía de los diversos énfasis asumidos por lo que se ha dado en llamar una epistemología o una metateoría de la educación. Reflexionar sobre la Sociedad del Conocimiento y sobre el Constructivismo y abordar aunque someramente las exigencias de los nuevos aprendizajes y las nuevas formas de conocer nos condujeron a esbozar algunos pensamientos en torno al emergente Paradigma de la Complejidad y al cómo se vincula éste con las corrientes constructivistas. Para finalizar, como en el mito donde la serpiente se muerde la cola, volvemos a preguntarnos sobre los alcances de tales transformaciones en la educación y descubrimos que no andamos en busca de respuestas únicas sino de reflexiones que faciliten el ejercicio del hacer preguntas, ejercicio que debemos mantener de manera incesante en el convencimiento de la imposibilidad de alcanzar a conocer la totalidad de lo real.

1. El conocimiento del mundo ¿la objetividad ha muerto?

“(…) es imposible que lo que llamamos saber pueda ser una imagen o una

representación de una “realidad” no tocada por la experiencia.”

Von Glasersfeld. 2000

El hombre, a diferencia de otros seres vivos, siempre ha manifestado inquietud por conocer el origen o fundamento de los objetos que le rodean, esto es, del universo de entidades, fenómenos o situaciones que integran su mundo externo, en virtud, como señala Martínez Miguélez (1999) de su disposición innata a buscar la regularidad y establecer relaciones efectivas con los objetos de acuerdo con sus características o naturaleza.

La búsqueda...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR