El caso Lidisay Galeno

Alo largo de casi catorce años se ha venido construyendo en Venezuela un régimen autoritario sui generis, por la manera en que ha logrado mimetizarse con ciertas formas democráticas. Visto de lejos, o de una cercanía mediatizada por la conveniencia desde donde la vería un boliburgués o un intelectual de izquierda favorecido con alguna prebenda del Gobierno, esto parece una democracia, pero bien se sabe que no lo es. Ladrillo a ladrillo, el comandante-Presidente y sus colaboradores han venido levantando un muro, cada vez más visible, contra la libertad, el muro de siempre, aquel que al final caracteriza a todos los regímenes totalitarios. Este muro, como el de Berlín en su tiempo, tiene sus secciones y cada una de ellas atiende un área específica en el cerco a la democracia. La sección electoral, la de mayor notoriedad en las últimas semanas, por ejemplo, es exhibida hacia afuera como el mejor y más avanzado sistema electoral del mundo, hacia adentro no solo permite las violaciones de la ley, sino que funge de agente del abuso de poder la llamada operación remate, para tomar solo una muestra, no sería posible sin la cooperación inmediata del CNE. El objetivo: la desmovilización del electorado opositor para que luego el crimen, como en las películas de gangsters, parezca un accidente. Hay otras secciones asimismo importantes en la extensión del muro: la de los trabajadores de Pdvsa que hicieron el paro, la del control de cambio, la de las expropiaciones de empresas y fundos agrícolas, la regulación asfixiante a la educación privada, la eliminación operativa de los municipios y gobernaciones en cuanto sean ganadas por la oposición, la del sistema de medios públicos y un largo etcétera, en el que destaca la sección de la justicia y su administración. La administración de justicia, por el efecto directo que tiene en la libertad de los individuos afectados y por el terror que despierta en los ciudadanos comunes, es motivo de especial atención. Aparte del solado administrativo como eso de mantener a la casi totalidad de los jueces en condición de provisorios para manejarlos a su antojo, hay en esa sección del muro unos ladrillos emblemáticos: el caso Econoinvest, el ca so Afiuni, el caso de los comisarios Simonovis, Forero y Vivas, los casos de los políticos exiliados y paremos de contar. El último ladrillo de ese muro es el del caso de la...

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