Cecilio Acosta, los desafíos del intelectual

L a vida de quien fuera uno de los máximos exponentes del pensamiento venezolano, transcurre en una sociedad que intenta a lo largo de una centuria ser una nación. Nace y muere en una época signada por la violencia, es un torbellino que destruye lo poco que se puede edificar; esa endemia de guerras civiles y caudillismo fue un verdadero azote que imposibilitó el propósito de quienes asumieron, a partir de 1811, crear un orden republicano estable y de prosperidad.El ciclo vital de Acosta va de 1818, año en que la independencia está más cerca después de la degollina de la guerra a muerte, hasta 1881, en plena paz guzmancista, donde el país intenta cerrar las heridas profundas de la guerra federal; a los 63 años se apaga la existencia de quien fuera grande entre los grandes en la odisea de mantener viva la esperanza en medio de la más grande adversidad.La naturaleza de nuestro proceso histórico del siglo XIX debe, en esta hora, servirnos de acicate en la lucha por la restauración de la democracia.La destrucción y el rezago histórico fue fruto, como acción, de los caudillos, de aquella anomalía histórica que nace en medio de nuestras guerras civiles, el militarismo, de los que consideraron que la sinrazón de las armas y la violencia sobre la sociedad eran la fuente del poder, solo para reproducir el dolor e imposibilitar la anhelada paz y el progreso. En paralelo, coexistió la pléyade de hombres cuyo hábitat no fueron los campos de batalla esmirriados, sino los claustros universitarios, los seminarios y conventos y las bibliotecas personales, de quienes en compañía de Minerva, dedicaron sus vidas y sus obras a pensar y repensar el mejor destino para Venezuela. La obra trascendente de los intelectuales que vivieron como Cecilio Acosta, con inquebrantable fe en el porvenir nacional basado en la educación, en el desarrollo de la cultura ciudadana, en la creación de partidos políticos, en una economía que generara riqueza para superar el atraso del cual no podíamos salir, de sólidas y efectivas leyes que regu laran la vida social y no el capricho de los mandones de turno.Todo lo que pensaron y escribieron esas generaciones constituyen hoy el manto de roca sobre el cual se ha venido edificando la...

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