Chávez el porfiado

Que Hugo Chávez se reconozca y sea reconocido por sus partidarios como líder único e insustituible es la mayor fortaleza y, a la vez, la mayor debilidad del proceso político que hoy se somete una vez más a prueba mediante el sufragio. El carisma avasallante del pre sidente candidato lo cual incluye la anulación de cualquier otra figura que le pueda hacer sombra se hizo visible desde el comienzo de su actividad subversiva en los cuarteles. En 1992, cuando los venezolanos se preguntaban quiénes eran esos militares que encabezaron el fallido golpe de Estado el 4 de febrero, El Diario de Cara cas ofreció una pista: Chávez es la imagen, Arias Cárdenas es el cerebro. El ex presidente Rafael Calde ra se llevó a la tumba más explicaciones sobre el indulto que le permitió a Chávez insistir en la toma del poder, pero por vía democrática. Cambió el uniforme por un liquiliqui. Daba la impresión de que se había pacificado. Capitalizó a su favor el ma yoritario hastío de los venezolanos frente a la ineficiencia y la corrupción en los gobiernos precedentes. Ganó las elecciones presidenciales el 6 de diciembre de 1998 y, en la noche, desde el Ateneo de Caracas, ofreció sanear el Estado en procura de la justicia social. Se quitó el paltó, se arremangó la camisa y lanzó la corbata a todos los que se congregaron en ese sitio para celebrar su triunfo. A través de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, Chávez podría por fin llevar a cabo los objetivos descritos en El libro azul El árbol de las tres raíces: La armoniosa división de los poderes es un medio imprescindible para garantizar `la suprema libertad social. Sin embargo, la hegemonía con que ha gobernado, incluso desde la Constituyente, lo llevó a anular los contrapesos institucionales establecidos en la Constitución aprobada en 1999. Inmediatamente después del golpe de Estado del 11 de abril de 2002, apareció como un prisionero despojado de uniforme militar: en la base naval de Turiamo vestía mono y franela. Apenas dos días después, también con ropa deportiva, regresó triunfante a Miraflores. Tomó un crucifijo y juró promover la reconciliación del país. No ha desaprovechado su ha bilidad para seducir con las palabras. Ha logrado una interlocución con sus seguidores que cualquier político venezolano quisiera. Es reiterativo en la divulgación de sus versiones de la épica independentista y de las sucesivas pérdidas de la República que fundó Simón Bolívar. Está convencido de que le corresponde...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR