El cine venezolano, el silencio que opaca la crítica

El crítico Rodolfo Izaguirre recuerda en su libro Acechos de la imagina ción que en 1941 se es trenó el filme Juan de la calle, escrito por Rómulo Gallegos, sobre un joven pandillero que se venga de la mujer que lo aleja de la muchacha que ama.Huye a la montaña, pero un viejo amigo lo convence de que vuelva e ingrese a un retén de menores, un final que entonces se apegaba a un proyecto del Ministerio de Educación coproductor de la cinta de crear este tipo de centros para recuperar a adolescentes delincuentes.Izaguirre indica que enton ces la prensa afirmó que se trataba de la película venezolana sobre la cual se edificaría en el país el cine que tanto anhelamos. Desde entonces han sido decenas las producciones estrenadas, varias de ellas con un tema social que las vincula, pero con distintos puntos de vista.El cineasta Román Chal baud reconoce que el éxito de lo que él llama películas sociales se debe a que el público se identifica porque son historias que se ven en los periódicos.Es lo que pasa con Cangrejo o Macu, la mujer del policía .Trataron problemas como la delincuencia y la pobreza. No quiere decir que en todas se vea esto, pensar así es un gran error porque hay todo tipo de géneros, dice.Sin embargo, en los años re cientes, hay un sinsabor entre algunos realizadores y críticos por lo que se está mostrando en la pantalla grande. El director Hernán Jabes si bien alaba la exploración de nuevos géneros y la calidad de algunos filmes, desdeña todas aquellas producciones que responden al facilismo, al negocio y al panfleto político. Es de los que afirman que el cine no puede hacerse la vista gorda ante lo que ocurre en Venezuela. Lo lamentable es que no se está hablando de lo que hay que hablar, ni contándose las historias que debemos contar. Dada la situación del país es absolutamente irresponsable que el cine no sea más contundente para tratar nuestra situación, señala el director de Piedra, papel o tijera 2012, una película con una bien desarrollada metáfora entre la cadena alimenticia y la ciudad de Caracas.La cineasta Solveig Hooges teijn, realizadora de Macu, la mujer del policía , coincide con Jabes. Estamos en un país sometido a cambios muy fuertes, pero poco de ello se muestra en pantalla. Se recurre a muchos temas clásicos como género, pero no veo ref lejada la realidad. Hay excepciones, claro, como Pelo malo de Mariana Rondón. Me pregunto las razones de la autocensura. Tal vez se deba a que el cine cuesta mucho dinero y hay un...

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