Comer en libertad

Sartre dijo una vez que el marxismo no decía una sola palabra sobre el individuo. Por ejemplo, podía decir que Flaubert era un burgués rentista de mediados del XIX, pero en el fondo nada decía sobre el autor de Madame Bovary, ya que a ningún otro burgués rentista le era dado escribirla.Predicaciones genéricas, de clase, sin carne y hueso.Eso mismo se traducía en su ideología y realizacio nes políticas y, por ende, en prescindir de la libertad y la dignidad de cada persona, reducida a sus determinaciones abstractas económicas e históricas. Posiblemente fue su mayor error y aquel que comandó su marcha hacia su paulatina minusvalía y su desaparición. Y el sustrato que lo condujo al despotismo y al crimen. No se mata a un hombre concreto sino al ejemplar sin rostro de una clase antagónica.La historia es una máquina, de la cual somos piezas.Si algo definitivo ha aportado la modernidad es justamente la idea de individuo cívico. Y si alguna concepción política ha encarnado esa noción es el liberalismo, en el mejor sentido de la palabra hay un mal sentido, aquel que pretende que la deidad del mercado, sin límites ni itinerario, debe conducir la aventura humana. Existe un amplio espacio de cada quien que solo compete a su libertad y en el que toda intromisión es mal venida, aun de la mayoría de sus congéneres, el soberano que llaman. Libertad en grado sumo. Que en el fondo es también nuestro efímero lugar en el universo, nuestra condena a la contingencia y al azar, y nuestra muerte solitaria. Pienso luego existo.Es la diferencia esencial que con mucha sagacidad apuntaba Norberto Bobbio entre la democracia de los antiguos, el imperio irrestricto de la mayoría, y la de los modernos, los inalienables derechos de los individuos, a partir de los cuales se construye el pacto social. Libertad de pensar y expresarse, de orar o no hacerlo, de amar, de procrear, de escoger la sexualidad, de ser respetado en su integridad corporal y psíquica, elegir hasta su tiempo de morir... y, agreguemos, por ejemplo, de administrar sus funciones biológicas elementales como comer y, su contrario, defecar.Toda esta perorata atropellada y seguramente ahuecada viene al caso para referirme a un hecho muy tangible y presente que me ha movido...

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