COP21, nueva esperanza

Cuando el 11 de diciembre concluya en París la COP21 forma abreviada del inglés para la vigésimo primera Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, sus resultados provocarán al menos tres tipos de reacciones: la de quienes piensan que los gobiernos del mundo han tomado fi nalmente conciencia de la gravedad de los riesgos vinculados al cambio climático y han asumido un compromiso unánime para hacer frente al problema; la de quienes ven pocas posibilidades para un acuerdo en cuya elaboración no encuentran sinceridad ni voluntad de cambio y, finalmente, la de quienes creen que los líderes y los negociadores atendieron más a los intereses de los grandes países industrializados y de la corporaciones energéticas que a las voces de la ciencia y a las aspiraciones de la humanidad. Lo que será para unos un gran paso en la preservación de la casa de todos, será para otros la renuncia a una posición humanista y la claudicación frente a los intereses económicos del desarrollo.No habiendo concluido toda vía el encuentro en la golpeada capital francesa, si hubiera que adelantar una opinión sobre sus resultados a juzgar por los primeros días habría que consignar algunos esperanzadores avances en relación, por ejemplo, con el Acuerdo de Kioto 1997. No se trata solamente de la presencia de un mayor número de países, 195, sino especialmente de una actitud más abierta, menos renuente, más comprometida, de actores de primera línea como Es tados Unidos y China, ahora más dispuestos a un programa ambicioso, alcanzable, expresión de una mayor responsabilidad compartida y generador de obligaciones, en línea con la posición de la Unión Europea que apuesta por un protocolo con acuerdos vinculantes.El otro gran avance es, sin du da, la constatación de una más generalizada y madura conciencia de responsabilidad, tanto de cada país como en el conjunto de ellos, así como de una mejor percepción de la di mensión de los riesgos y de la urgencia de evitar una catástrofe que comienza a mostrarse ya en los daños y en sus víctimas.La aspiración a un concepto de desarrollo y a una economía más respetuosos del ambiente comienza a expresarse como una preocupación real por las condiciones de vida...

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