¡Corre! ¡Corre!

Cuando Fidel Castro en-tró en la Universidad Central de Venezuela lo hizo vestido de uni forme verde olivo, el kepis y un enorme tabaco en la boca.No era ningún humanista sino un guerrero, un hombre de armas.Sin embargo, ¡la universi dad y yo nos estremecimos de júbilo! ¡Lo vi pasar junto a mí! Alto, corpulento: emanaba de él la vibrante satisfacción del vencedor, del héroe. ¡Yo jamás había visto uno! Los conocía por las novelas, por las guerras y por la exaltación con la que desde tiempos antiguos han sido aclamados y enaltecidos con coronas de laurel ¡como si fueran reyes! Pero aquella vez era una universidad la que aclamaba a un héroe militar y no ¡a un universitario! En ese momento, ¡también es verdad!, nadie podía imaginar que aquel héroe cubano iba a convertirse en un sátrapa que durante más de medio siglo desgraciaría a sus compatriotas y perturbaría el sosiego de toda una región... ¡Hasta que Hugo Chávez le permitió apropiarse de mi país! Desde entonces desconfío de los héroes, particularmente de los héroes militares; trato de mantenerme lo más alejado que puedo de ellos y cojo la acera de enfrente cuando los veo venir.Se dice que el héroe tiene co mo fin primordial vencerse a sí mismo, pero no es así; por el contrario, busca permanecer, hacerse eterno, inmortalizarse en la memoria de quienes sobreviven a sus desplantes autorita rios. Las virtudes que habrían podido brotar del heroísmo y hacer del héroe alguien humilde y generoso se transforman en un poder absoluto y venenoso, en permanente surtidor de desgracias, en empobrecimiento espiritual. Antes, se le plasmaba en la estatua que algún día será derribada entre gritos y aplausos. Hoy, se idolatra al héroe a través de los medios, las vallas publicitarias, los videos que incesantemente se proyectan después de su muerte activados por una oscura aunque bien diseñada devoción política necrofílica de sus seguidores. En todo caso, no hay vuelta atrás ¡el héroe militar de hoy es el autócrata de mañana! La sociedad venezolana acla mó con arcos de triunfo a...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR