CORTOS, HAY PARA LARGO

A ocho mil kilómetros de aquí y con seis horas y media de diferencia, un grupo de personalidades con alta influencia en el cine mundial levanta sus copas para brindar por el cierre de una edición más del Festival de Cannes. Lujo, la Costa Azul, vestidos y trajes de las más prestigiosas casas de moda y celebridades de Hollywood forman parte de la fórmula mediática. Pero Cannes, así como otros festivales catalogados por la Federación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos como clase A, significan la oportunidad de una vida para directores noveles o figuras no destacadas en el star system. Desde Venezuela, bastantes son las propuestas que han sorprendido a sus propios autores al verse seleccionadas para proyectarse en alguna muestra internacional. Más todavía, cuando han competido con producciones de alta factura provenientes de países con industria de cine y, aun así, se han impuesto como ganadoras. Mientras que las películas se han llevado los elogios del público nacional, el cortometraje figura con discreción, sin que muchos noten la destreza en el manejo de este género por parte de creadores locales.

El corto imperativo. El cortometraje ha existido desde los inicios del cine. El cine comenzó siendo cortometraje. Así lo afirma Álex Méndez, el realizador de Centrípeta, pieza merecedora, de entre 10.000 cortos enviados, del premio de la audiencia del festival clase A de Shangai en 2011. Este profesor universitario y director de comerciales cree que ese formato es especial por varias razones: "Te permite adquirir más experiencia y probar alternativas de filmación distintas. Por su contracción de tiempo, requiere de una gran precisión en el tema y en la forma de contarlo", señala. Hacer cumplir la premisa de "menos es más" no es empresa cualquiera, sobre todo cuando hay un conflicto dramático y personajes complejos de los cuales hablar. Se piensa que los directores que acumulan trayectoria tienen un interés único en hacer largometrajes, y que el formato corto se acomoda mejor a las necesidades de estudiantes universitarios y nuevos en el negocio. Es en parte cierto, pero Daniel Ruiz Hueck, fundador de Chorts, el primer festival de cortometrajes del país, lanza un dato fulminante: durante el año 2009, el corto venezolano triunfó en más festivales que el largo. "Quiere decir que la futura generación de cineastas tiene una temática variada, desarrollada, con una estética interesante y un lenguaje distinto", dice entusiasmado...

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