Cronistas miserables

Mi amigo el profesor de Crónica y Periodismo Investigativo se man tiene callado desde hace tiempo. Apenas gorgorita uno que otro párrafo para hacer burla de la oposición o de las salidas filosóficas de Manuel Rosales, como acostumbra la gente ruin que se burla del muchacho del pueblo de reacciones lentas, aunque no es el caso del zuliano.Maestro diplomado en La La guna, Tenerife, y autor de un texto universitario sobre la especialidad, contra toda suposición no ha sido el cronista de la Revolución mayúsculas de rigor ni el John Reed de estos 18 años que han estremecido el mundo y sus alrededores, mucho menos el gran emulador de Julius Fucik y su reportaje al pie del patíbulo. Ha sido, sí, un funcionario disciplinado y leal, poco rousseauniano y pavloviano in extremis. Ha soltado dos o tres ladridos, pero pronto regresó a su madriguera.Quien enseñó la técnica, los secretos y los intersticios de la crónica por tanto tiempo y ha tenido la oportunidad de convivir en las entrañas del poder y contar con un inmenso cúmulo de información exclusiva e inédita que le han contado o ha sido testigo de excepción, ha preferido el silencio. Se entiende que esté lejos de su contextura moral e ideológica convertirse en un panfletista romántico como Émile Zola; de estar redactando manifiestos turbadores como Marx y Engels y mucho menos arriesgarse a perder la simpatía de sus conmilitones con desahogos como George Orwell o Arthur Koestler, olvidemos la distancia inconmensurable en la pluma, pero si garrapateara entre una y otra sobriedad 2.500 caracteres reconociendo el gran fracaso de su sueño podría reivindicarse con ex alumnos y ex colegas No creo que aquellos discur sos sobre los pobres y oprimidos, la explotación del hombre por el hombre, los cogollos corruptos, la ignorancia de la dirigencia y la ineptitud de los cuadros gerenciales, además del cuestionamiento de la injerencia externa en los asuntos venezolanos haya sido una impostura; que todo el alegato sobre por qué se ha reducido el territorio nacional fuese solo para cumplir un requisito académico, el trabajo de licenciatura, porque no ha habido un quejido, un farfullo o un soplido de protesta por la irresponsable renuncia del teniente coronel Hugo Chávez...

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