'La cultura es continuidad' Sobre el maestro Víctor Valera

Francisco Calvo Serraller, en un artículo publicado en 2011 para El País, hizo una declaración contundente, un llamado de atención a la cultura española: "¿Cómo es posible -me pregunto-, al margen del capítulo ferial [ARCO], que nuestro país [España] ignore la huella que ha dejado, a lo largo del siglo XX, el arte latinoamericano en la vanguardia española de antes y después de la Guerra Civil?". Proclamación honrosa en su interés por enaltecer nombres protagónicos de la feraz corriente geométrica, destacando personalidades venezolanas como Alejandro Otero, Carlos Cruz-Diez y Jesús Soto. En esta discusión me permito agregar al maestro Víctor Valera como artista representativo del arte óptico en Venezuela y quien, con su trayectoria, demostró algo que promulgó: concebir la cultura como continuidad. El 5 de marzo de 2013 el mundo de la plástica venezolana perdió al gran maestro Víctor Valera y, a más de un mes de su partida, en estas líneas recordamos su vida y obra. Nacido en Maracaibo el 18 de febrero de 1927, su tránsito por el mundo artístico venezolano fue prolífico con una obra que conquistó espacios públicos y privados, nacionales e internacionales. Exploró con amplitud distintas materialidades haciendo del hierro su material cómplice en la creación de magníficas esculturas que desafiarían las relaciones entre espacios, volúmenes y percepción visual. Su genio creador se movió entre la escultura y la pintura para interrogar las jugadas de la percepción y otorgarle lirismo a la geometrización. Los colores hablan e invitan a hacer ejercicios de contraste, mientras la sorpresa surge para apoderarse de sus composiciones bicromáticas o policromáticas. Las formas emplazan a quien las mira, bien por tratarse de líneas rectas o sinuosas o por ser figuras geométricas simples, todas determinadas por la movilización que le da la percepción, por la serialidad y por la sonoridad; un universo visual y estético que encuentra su cauce gracias a la participación activa del espectador. Lenguaje esencial del arte óptico, de allí que su lirismo nunca se agotó. De personalidad irreverente, Víctor Valera en varias ocasiones se describió como un ser depresivo, pero nunca temió ser fiel a sus pensamientos y, por ello, fue quizás su crítico más tenaz: "El hecho de haber sido profesor de arte puro, hombre de teatro, diletante, gigante, monstruo, de nada me servía para mi creación plástica, más bien me quedaba vacío (...) ahora no enseño porque no quiero. Mi...

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