Diálogo para qué

Los gobiernos pasan, pero los países permanecen. De ahí la importancia de transiciones políticas sin violencia y nuevos gobiernos con renovada esperanza. En nuestro siglo XIX los gobiernos pacíficos fueron paréntesis precarios entre guerra y guerra. En contraste, llevamos 111 años sin guerras y con cambios de gobierno razonablemente pacíficos, incluso cuando los adversarios asumían la nueva conducción del país o cuando agonizaban dictaduras que se creían perpetuas. La muerte, el miedo y el realismo político hicieron que hasta los dictadores se retiraran sin ahogar al país en un baño de sangre. Civiles y militares aprendieron que, en los enfrentamientos, antes de disparar hay que contar los cañones y dar paso al que más tiene. Mejor contar que disparar. Hoy, luego de tanta agresión y descalificación lamentable, hay nostalgia de diálogo y de reconciliación, aun con el país agreste y dividido y un bando que promete aferrase al poder por décadas sin término. Preocupa el mes final del proceso electoral y el resultado, pero lo más difícil es el cambio postelectoral para construir el país y la convivencia que necesitamos. Los problemas acumulados son de tal magnitud y complejidad que no pueden ser resueltos con medio país contra el otro medio. Es indispensable la activa colaboración de ambas partes para nacer de nuevo a la eficiencia creativa y productiva, superación de la pobreza y construcción de una sociedad con justicia social en libertad y democracia. El diálogo añorado no es un mero ejercicio de cortesía, ni una farsa para ocultar la intolerancia y las armas de guerra y destrucción, sino algo concreto con dos componentes indispensables: un nuevo clima general de reconocimiento mutuo entre los adversarios políticos y entre diversos sectores sociales, y concreción de diálogos muy específicos con precisión sobre lo que hay que conseguir en cada área. Diálogo en el sector producti vo entre gobierno, empresarios y trabajadores con metas muy claras para revertir la creciente decadencia productiva y las terribles consecuencias de suero petrolero que mantiene a un enfermo con baja productividad, importaciones desbocadas y ausencia de oportunidades de trabajo cualificado para la mitad de la...

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