Los docentes estamos arruinados

Terminó una especialización y está a punto de finalizar una maestría. Pese a su preparación académica, Rafael Monges, instructor a medio tiempo en Idiomas en la Universidad Nacional Experimental Pedagógica Libertador, percibe un sueldo de 1.912 bolívares y las primas por hijos le permiten redondearse 2.053 bolívares mensuales.

Monges y su esposa, ambos docentes, dependen de los salarios del Instituto Pedagógico de Caracas. La crisis económica no les permite vivir con tranquilidad. Hace dos años se les venció el plazo para desocupar el apartamento, y ahora afrontan una demanda porque se terminaron las prórrogas.

Monges, que también es músico, dice que cuando mata un tigre gana exactamente lo mismo que percibe en la universidad: Toco en tres fiestas y la ganancia supera mi sueldo de profesor. Realmente, lo que me mantiene es la actividad como músico porque los docentes estamos arruinados.

Vidas financiadas. Para que un profesor con categoría de instructor Âel peldaño inicial de la carrera ascienda a asistente debe presentarse a un concurso de oposición de dos días y elaborar un trabajo de ascenso.

Verónica Oliveros, por ejem plo, pasó a ser asistente a tiempo completo en la UPEL, y agradece que el pago del retroactivo por ese estatus haya llegado en julio pasado. Sólo así pudo inscribir a su hija en el colegio y comprarle los útiles escolares. Vivo de financiamientos. He pensado meter el currículum en una ferretería porque así me ga rantizan el pago del sueldo todas las quincenas. Explica que en la universidad los cobros se hacen según la partida que llegue.

La familia de Dayanara Ca sado fijó su residencia en España hace un par de años. La llaman masoquista porque espera que la crisis universitaria se solucione y se niega a marcharse del país.

Hace tres años recibió su nombramiento como profesora agregada, pero aún no se ha hecho efectivo económicamente. Con un doctorado terminado, tuvo que buscar trabajo en un colegio para mejorar sus ingresos.

Los profesores de las univer sidades experimentales viven, además, en la incertidumbre.

El Ministerio de Educación Universitaria paga 70% de su salario; el resto es responsabilidad de la Oficina de Planificación del Sector Universitario.

La quincena pasada, por ejemplo, recibieron únicamente lo que pagó el ministerio, porque en la OPSU alegaron que no disponían de recursos para honrar sus compromisos.

Miren De Tejada afirma que la crisis que afronta el profesorado los ha obligado a solicitar...

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