Postscriptum Dos revelaciones a través de una fábula de Platón

AutorRolando Navarro
Páginas9-11

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Estimado amigoC.:

He decidido contarte dos acontecimientos para corroborar aquello de que lo que le pasa a una persona le puede pasar al resto de los mortales, o al menos en el mundo de las posibilidades está latente el chispazo que detonó en mí la gran explosión. Vuelvo la mirada hacia mi historia personal y veo dos grandes iluminaciones, cuyas luces tan brillantes y enceguecedoras todavía no me habían permitido recuperar mi visión, al menos la que tenía antes de...

En estos días tenía en mis manos el libro Séptimo de la República de Platón y leía algo como lo que mi memoria trae una y otra vez:

"Veo a hombres cual en habitación subterránea y cavernosa, que tiene abierta a lo ancho de toda la cueva gran entrada hacia la luz; desde niños están en ella encadenados de piernas y cuello, de modo que allí tienen que permanecer y mirar hacia adelante, impedidos por las cadenas de dar la vuelta a sus cabezas. Mas luz de leña quemada viéneles desde arriba, desde lejos, y por detrás; pero entre el fuego y los encadenados hay un camino alto, a lo largo del cual he aquí que hay edificado un pequeño muro semejante a las pantallas que los ilusionistas despliegan ante los hombres, y en las que muestran sus maravillas" (1980: 365).

Así me sentía antes de... Me sentía aprisionado en las cavernas académicas del arraigado cartesianismo y esa lógica binaria que tanta ceguera nos ha proporcionado: lo bueno/lo malo, el más allá/el más acá, el viejo continente/el nuevo continente, lo racional/lo irracional, el significado/el significante, etcétera. Page 10

Fue en mis lecturas de estudiante de semiología cuando me tropecé con un texto de Roland Barthes (ya el hecho de ser tocayo me llamó la atención), el cual me permitió una nueva visión de la lectura. El texto decía algo como: no es la ilusión de oír algo u oírlo todo (cualquier cosa), sino la de oír otra cosa. (Barthes, 1974, citado por Bense y Walther, 1975). Esto rompía con la concepción tradicional del texto unívoco, de la exégesis que revela una única y gran verdad, y me percaté de que la tarea que se planteaba era entonces la búsqueda de las microverdades (en plural) del texto a través de la conversación dialógica de ese texto con otros anteriores (intertexto); así como de un cuerpo que soporta la pluma de quien escribe y deja sus marcas (en el sentido psicoanalítico), sus huellas, sus paranoias, sus esquizofrenias.

Más adelante, querido amigo C, en los seminarios de...

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