La educación democrática, epicentro en el desarrollo endógeno

AutorObando Gelvis Leal; María C. Useche Aguirre; Beatriz Queipo Parra
CargoCentro de Estudios de la Empresa Facultad de Ciencias Económicas y Sociales Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela obgelvis@yahoo.com - mariauseche@yahoo.es vicqueipo@yahoo.com

Artículo correspondiente al Proyecto de Investigación financiado por el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CONDES) No. CH-0590-2006, intitulado: Políticas de Tecnología de Información y Comunicación en la Educación Superior de las Universidades Autónomas, en el período 2003-2005. Caso: Universidad del Zulia.

Introducción

El humanismo democrático es una filosofía que orienta la manera de formar al hombre enfatizando la capacidad de éste para interpretar y entender la realidad que lo rodea, para ello determina como base fundamental la condición humana, así como los niveles de adecuación del individuo con su medio. En esta concepción, la educación propicia el encuentro del hombre con su entorno y además explicita la relación del hombre en comunidad como factor básico para desarrollar una sociedad democrática.

En el humanismo democrático, es la educación la vía para orientar y establecer criterios y principios en el hombre desde muy temprana edad, para convertirlos en hombres libres y útiles; la educación concreta en el hombre la enseñanza, dignidad, utilidad, bienestar e igualdad de oportunidades, además capacidades para el trabajo productor, para formar al hombre en el campo técnico y ético, desarrollando en el ser humano la aplicabilidad de todos sus conocimientos a las exigencias que presente la realidad socio económica en la cual se desenvuelve, “se trata de crear una nueva manera de comprender la formación del hombre dentro de un medio nuevo, con tareas nuevas” (Prieto, 1977:18).

Con base a lo anterior, la concepción del humanismo democrático se corresponde con la propuesta de desarrollo endógeno dado que en ésta se capacita al hombre “para transformar el sistema socio-económico, la habilidad es para reaccionar a los desafíos externos la promoción de aprendizaje social y la habilidad para introducir formas específicas de regulación social a nivel local” (Boisier, 2005:9), centrándose su planteamiento teórico en lo que debe ser un proceso de humanización en las relaciones socio-productivas en las cuales se desarrolla la sociedad. Lo que entraría en correspondencia con la tesis filosófica del humanismo democrático.

Cuando se forma y se educa, en torno a lo humano, y cuando se habla de lo cultural y de lo histórico se está en presencia de un proceso que permite al hombre desarrollar sus capacidades creativas para transformar y construir instituciones y organizaciones que se acerquen cada día más a lo humano. Y es a través de un proceso educativo como el que contiene el humanismo democrático lo que hace posible al hombre entrar en un proceso de formación y educación que lo haga sensible a lo humano. De allí que el objetivo general es determinar a la educación democrática como eje en el desarrollo endógeno.

Para lo cual es necesario que se encamine este proceso investigativo hacia el método deductivo, el cual “se basa en la adopción de un núcleo de principios axiomáticos, a partir de los cuales desarrolla el razonamiento permitiendo hacer un acercamiento a la fundamentación filosófica” (Legrameau, 2004: 6) de un modelo de desarrollo que busca “crear el conjunto de oportunidades multidimencionales para lograr la mejoría del ser humano” (Mas, 2005: 3). Partiendo de ello, se aborda el desarrollo endógeno desde la perspectiva humanista para establecer criterios en la formación y en la conducta ético-moral del hombre en la sociedad para la constitución de un modelo educativo democrático.

1. Formación del hombre para el desarrollo endógeno

El desarrollo endógeno es un modelo socio-económico que tiene estrecha relación con la dignificación del ser humano en su realidad, acorde con su medio y con su tiempo; éste pretende que el hombre utilice sus capacidades cognitivas y experiencias para crear bienes y servicios que satisfagan las necesidades de la comunidad local, generar nuevos espacios para convivir y construir su propio modo de vida sostenible.

Con el desarrollo endógeno se inicia un rescate de la dignidad humana en relación con la ubicación del hombre en el proceso de producción de bienes y servicios, ya que la endogeneidad centra al hombre para mejorar los niveles de vida en comunidad, y a partir de allí es que todo su accionar se dirige hacia la “siembra de lo humano y no en la adecuación de medios a fines, sino que se utilizó un abordamiento más cónsono con lo social como totalidad” (Ibid: 38).

Si ahondamos en el quehacer del ser humano en esa búsqueda de superación y de adaptación a su realidad concreta se encuentra que toda esa creatividad tiene un carácter endógeno, dado que éste entra en el campo de la construcción de una realidad en la cual convierte al hombre en su “relación social en dueño de su creación y … de su destino” (Bustillo, 1995:70); además le da sentido a lo que significará crear espacios para gestar un proceso de educación para aprehender y aprender de su medio, de la relación del ser humano en sociedad. “El hombre, siendo parte de la naturaleza, es al mismo tiempo producto de la vida social, que su conciencia es determinada no solo por los procesos fisiológicos que transcurren en el organismo y, particularmente, en el cerebro, sino también por las relaciones sociales, por las condiciones materiales en las que vive el hombre” (Feurbach citado por Krapivin, 1989: 77).

Condiciones que impulsan al ser humano a convivir e interrelacionarse con los otros. Es entonces la búsqueda de relaciones entre los seres humanos lo que ha producido la cimentación de un modelo de desarrollo que tiene en su contenido la concreción de la organización de las comunidades locales para lograr construir un mejor nivel de vida para los ciudadanos a través de la generación de condiciones materiales en relación con la producción de bienes y servicios y además “lograr el desarrollo humano de manera incluyente, conectada, equitativa, prudente y segura. La inclusividad implica...

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