En enero arrancan vuelos a la Tortuga

Yo fui el único que jamás vendió su rancho. Ese es mi bote y lo señala anclado en la orilla. Fíjate que puedo dejar mis motores y nadie se los lleva. En Margarita me los roban. Yo estoy tranquilo y de aquí no me voy. Lo que no entiendo es por qué si yo hago un baño contamino y si lo hace el gobierno está bien. Ahora nos van a hacer unas casas. Así habla Goyo un pescador con más de 20 años en La Tortuga mientras cose su red. Tiene razón. Hasta en Canaima hay que quitarle los motores fuera de borda a las curiaras. Desde que llegó la minería, se los roban a diario.La Tortuga es la segunda is la más grande de Venezuela después de Margarita: 27 km de largo por 9 km de ancho.Solitaria, con apenas unos ranchitos de pescadores en Punta Delgada, Herradura y Carenero; un puesto de la Guardia Costera y ahora construyen 12 cabañas tipo palafi to cercanas a la pista.La gente de la Fundación La Tortuga ha sido la gran defensora de esta isla. Aseguran que el manejo de visitantes debe ser rigurosamente planifi cado, que se debe crear una fi gura de protección integral y que es vital hacer un estudio de capacidad de carga.Solicitan crear un centro de investigaciones marinas en la isla que combine investigación, protección, repoblación y educación ambiental.Aseguran que hay especies endémicas entre la avifauna, como el perico cara sucia, la reinita, la paraulata y el tordillo común, que deben ser protegidas. Hay cuatro especies de tortugas marinas: tortuga verde, la carey, la caguamo y la cardón.Lo ideal es que cualquier proyecto de desarrollo en esta isla tome en cuenta la protección del medio ambiente.Tenemos una oportunidad única para hacerlo bien desde el principio. Para no cometer los desmanes del Parque Nacional Morrocoy o de Los Roques. Convertirnos en un modelo de isla ecológica, sustentable, amable, capaz de convivir en armonía con el mar, los animales, el viento, la luz. Que la visita quiera casi levitar para mantener La Tortuga virgen y sanita.Planes inmediatos. La Tortu ga en temporadas altas era un desaguisado. Los yates anclaban pegados de la are na, en fi las de hasta 30 embarcaciones amarradas una de la otra. No había un espacio para bañarse tranquilo. Caminar por la orilla era una maroma de cabos. La música era una competencia de DJ. Nunca supo nadie adónde iban los desechos de esta cantidad de embarcaciones.Algunos pilotos hacían alarde de sus habilidades sobre la isla. Los pescadores empezaron a vender sus ranchos que fueron remodelados...

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