¿Es dictadura o no? y III

Hace una semana, con la infamante sentencia 155 de su TSJ, Nicolás Ma duro despojó al régimen del último velo que le quedaba y mostró, ya sin pudor, lo que la fallida revolución chavista nunca ha dejado de ser, una dictadura en ininterrumpido proceso de desarrollo y descomposición.El 12 de noviembre de 2004, en Fuerte Tiuna, Hugo Chávez se lo había anticipado a los principales funcionarios del régimen, muchos de los cuales le exigían acelerar la marcha de la revolución hacia el socialismo: ¿Es el comunismo la alternativa? ¡No! No está planteado eliminar la propiedad privada, el planteamiento comunista, no. Hasta ahí no llegamos. Nadie sabe lo que ocurrirá en el futuro, pero en este momento sería una locura. Quienes lo plantearon no es que estén locos, no. No es el momento.Dos años después, con su fácil victoria electoral sobre un sumiso Manuel Rosales, Chávez creyó que al fin había llegado ese momento, que la derrota opositora creaba las condiciones objetivas y subjetivas necesarias para dar ese gran salto adelante y se puso inmediato a la tarea de hacer realidad su proyecto de construir, a muy corto plazo, la fu tura República Comunal de Venezuela.Adaptar a Venezuela en ple no siglo XXI la Revolución cultural china constituía una absurda y desafortunada ilusión, cuya verdadera fi nalidad era promover la presidencia vitalicia de Chávez, el anacrónico montaje de una estructura política de partido único y la cocción de un mejunje que incluía condimentos tan incendiarios como el trabajo voluntario, la educación como herramienta de ideologización guevarista, la conversión de los ciudadanos en hombres y mujeres sin pensamiento crítico y la inseguridad personal como política de Estado. Todo ello bajo la amenaza, si no de abolir por completo la propiedad privada, al menos la decisión de limitarla y condicionarla.No obstante, para recorrer este camino, Chávez necesitaba superar un serio obstáculo.La Constitución de 1999 permitía avanzar rumbo al fin del pasado liberal de la democracia venezolana, pero de ningún modo le abría las puertas al socialismo, a la manera cu bana. Nuestro texto constitucional apenas entreabría una rendija por donde filtrar los primeros aires de renovación política y se imponía la necesidad de renovarlo a fondo para poder eliminar legalmente el pluralismo político e ideológico, anular...

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