Espárragos fritos

El Instituto de Tecnología Venezolana para el Petróleo no es una agencia de detectives, de modo que la base de sustentación de Ramírez para despachar el enigma de Amuay está tan mal enroscada como las tuercas de su sartén, pues a freír espárragos lo habrán de mandar las empresas aseguradoras al constatar que las cámaras de vigilancia no registraron intromisiones indebidas en la refinería. De manera que alguien de Pdvsa está mintiendo.

Tan floja es la tesis del sabotaje petrolero como inconsistente son los anuncios presidenciales sobre los planes imperiales para arruinar la economía venezolana. Son cada vez más los ciudadanos que perciben los extravíos de Maduro y de su entorno como desesperados intentos de sacarle el cuerpo a asuntos fundamentales, es decir, que no se tragan el estribillo canturreado por Maduro y coreado por Cabello, que suena ya (como decíamos ayer) a disco rayado.

Y es que hay que tener muy poco respeto por la ciudadanía para continuar con esa cantaleta y descubrir, a cada tanto y sin pruebas, conjuras internacionales para asesinar a los cabecillas de la revolución.

Lo de Amuay, si no fuese porque hubo decenas de víctimas fatales y mil millonarias pérdidas en dólares, debía ser un periódico de ayer; más hete acá que sale a flote porque se produce un macroapagón en 19 de los 23 estados del país, originado al parecer en una sobrecarga producto de un error de las autoridades que manejan el sector.

Esto compromete directamente a ese licenciado en Ciencias y Artes Militares que prometió resolver el problema eléctrico en 100 días o, de lo contrario, renunciaría, y que no ha hecho ni lo uno ni lo otro. En el ínterin, cuando...

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