Espejismos en alta definición

El año pasado, Esteve Rimbau publicó Hollywood en la era digital, un libro indispensable para entender el cine contemporáneo. El crítico se deslastraba de la pesada carga de la Escuela de Frankfurt, con el propósito de desentrañar la red de largometrajes de última generación, sin apelar a los prejuicios de antaño. Para él, la meca había cambiado sus estructuras caducas y analógicas tras el estreno de Jurassic Park, entretenido compendio de las tendencias metalingüísticas en boga. El brillante filme de Steven Spielberg reflexionaba sobre los dilemas de la creación de la vida artificial como espejo de la pantalla posmoderna y la sociedad del espectáculo. Los dinosaurios renacían para repoblar las salas y embelesar las miradas de un público fascinado por el despliegue técnico del efectismo neobarroco. Desde entonces, la narrati va sucumbía al renacimiento del deleite cinético en un claro retroceso a la época de los juguetes ópticos y las barracas de feria. Lo interesante de la película del Rey Midas era su habilidad para desarrollar un doble discurso. A primera vista, su magia hechizaba a la familia. En segunda instancia, evidenciaba el fracaso de la utopía de regenerar especies en extinción y, a la vez, demostraba el hundimiento del proyecto audiovisual gestado por la industria. Antes y después, otras cintas reforzaron la tesis del realizador de Tiburón. Por ejemplo, Matrix expresó lo mismo según la vertiente ciberpunk de la ciencia ficción inspirada en el ensayo de Jean Baudrillard Simulacro y simulación. El elegido despertaba del sueño de los paraísos artificiales del presente para confrontar el desierto de lo real. Jim Carrey descubría lo propio en la demoledora The Truman Show, bajo la sombra del...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR