¿Fecha patria o día del golpista?

La mejor caracterización del golpe de Estado de febrero de 1992 se la escuché al senador de la república Ramón J. Velásquez pocos días después de la asonada. Con el hablar pausado y la sabiduría que le caracteriza, el ahora ex presidente de la república, en su oficina del Palacio Federal, dejó caer una frase que todavía recuerdo con cierto escalofrío. Alguien Âdijo con parsimonia abrió la tapa del infierno donde varias generaciones de venezolanos, al costo de muertes, cárceles, exilios y torturas, habíamos encerrado los demonios del militarismo. Ahora andan libres por las calles y no sabemos cuántas décadas les costará a ustedes volverlos a encerrar. La frase resultó absoluta mente premonitoria. A pesar del tamaño de la traición y de haber causado la muer te de una cincuentena de personas, los milicos golpistas no pasaron más de dos años en la cárcel, tampoco fueron inhabilitados políticamente y al poco tiempo regresaron al trabajo conspirativo, prepararon otro golpe y una insurrección civil que, como nos contó años después el ahora ministro Héctor Navarro, planeaban ejecutar en 2002, cuando preveían haber acumulado la fuerza suficiente para no volver a ser derrotados por los militares fieles a la democracia. Pero los azares de la historia, la intensa voluntad política de la logia y su líder, aunados a la abulia y la incapacidad de las élites políticas y empresariales de la era bipartidista para emprender las reformas del modelo político y económico que la población exigía a gritos, hicieron que el movimiento aluvional con el teniente coronel al frente igual llegara al poder. Pero por elecciones. Lo que significó al mismo tiempo una suerte y una tragedia. Una suerte porque, al haber fracasado el golpe, nos salvamos de padecer una dictadura y porque el haber llegado al poder en calidad de civiles y por elecciones les ha dificultado enormemente deshacerse de las normas democráticas, eliminar los partidos opositores, hacerse de todos los medios de comunicación e imponer el modelo totalitario que tenían planeado si llegaban por las armas. Tragedia, en cambio, por que, sin embargo, con la astucia para...

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