En la fosa de Cariaco buscan la respuesta al colapso pesquero

Una formación singular frente a las costas venezolanas se ha convertido para los investigadores en una posible fuente de respuestas sobre los efectos del cambio climático. La fosa de Cariaco es esa suerte de sombrero de prestidigitador del que pueden salir hallazgos asombrosos. Pocos podrían intuir que sus apenas 160 kilómetros de largo y 70 kilómetros cuadrados de ancho esconden una depresión que alcanza más de 1.350 metros de profundidad, con aguas tremendamente salinas y carentes de oxígeno, que han servido para crear un registro de lo que ocurrió en la superficie del océano durante los últimos 15.000 años, un verdadero tesoro para quienes quieran entender la historia del clima. Pero no todas las respues tas que se buscan en la fosa de Cariaco tienen la intención de reconstruir ese registro ancestral, pues también pueden dar una pista para entender cómo los cambios actuales están afectando la vida en los océanos. Gracias a las mediciones de parámetros como temperatura, la salinidad y la concentración de dióxido de carbono en el agua de mar, un grupo de investigadores ha encontrado una posible respuesta a la caída drástica de la pesca de sardinas en las costas venezolanas. Los datos hablan por sí solos. La pesca anual de la Sardinella aurita en el país, que en 2002 era de 150.000 toneladas, cayó a 40.000 toneladas en 2010. Con base en datos de la Asociación de Productores Sardineros del estado Nueva Esparta, el rubro, que llegó a obtener en esa región la cifra récord de 100.000 toneladas en 2004, se desplomó a una producción de 8.000 toneladas en 2011 y a 6.000 toneladas en 2012. La recolección e interpreta ción de la información obtenida en la fosa de Cariaco, en la que participan científicos de varias universidades venezolanas y del exterior, se hace desde el buque Hermano Ginés, de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales, que desde hace aproximadamente 16 años se traslada a la fosa, cada mes, para recolectar los datos. Gracias a esa labor constante se ha podido determinar, por ejemplo, que la temperatura del agua se ha incrementado en 1,1 grado Celsius en los últimos tres lustros, señala Yrene...

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