Gallinero feroz

En 1998 el crítico Juan Carlos Palenzuela realizó una reseña en la revista Extracáma ra sobre la exposición Pasatiempos de Alexander Apóstol.En aquellas líneas destacaba el importante lugar que este venezolano comenzaba a desplegar en los usos de la imagen fotográfica como núcleo activo de inserción y extrañamiento, complejo entramado donde la fotografía se transformó en el soporte libre que podía conjugar todos los discursos, todas las técnicas, todas las expectativas. En su obra, esta disciplina desarrollada desde finales de los ochenta, ya se había asentado como la estrategia visual que le permitiría reclamar el sentido de los acontecimientos y accionar mediante la superposición de planos simultáneos, para desembocar en un decir estruendoso y secreto, en un porqué que se estaba desplazando desde repiques ocultos más allá de la imagen.Para aquel entonces estas in clinaciones también respondían a un ritmo vertiginoso que experimentó el género, el cual fue perfeccionado con una potencia muy particular en la cartografía de las artes visuales venezolanas. Los noventa serían una de las décadas donde, con mayor conciencia y experticia, se profundizó en estos temas desde el registro documental y el ejercicio de la fotografía de autor en todas sus variantes paisaje, retrato, ciudad, denuncia..., hasta los nuevos escenarios que el conceptualismo trazó para expandir esa novedosa plataforma de la intervención pictórica, digital y gráfica sobre la imagen; eslabón con el cual se traspasaría de una vez por todas el purismo clásico de tiempos anteriores. En estos enlaces se alimentó una estructura polisémica de inusitados puentes entre los logros de los años ochenta y las nuevas generaciones, influidas en su mayoría por las producciones y enseñanzas de creadores como Ricardo Armas, Bárbara Brändli, Luis Brito y Nelson Garrido.La desaparecida Revista Extra cámara también funcionaría como el ancla natural de análisis de lo que estaba sucediendo y como uno de los principales contenedores de aquel prolífico patrimonio visual que consolidaron las muchas vertientes de la fotografía en nuestro país.En 1994, Apóstol presentaba su tercera muestra individual bajo el título Gallinero feroz. El lugar escogido fue el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. Para varios críticos e investigadores es en este proyecto donde asienta los riesgos que identificarán su producción y que lo alejarán por completo de la fotografía temática y de la toma directa, sumergiéndose en...

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