Hannah Arendt: Llevar al celuloide el lema más trascendente de la política moderna

Hannah Arendt, el más reciente filme de Margaret von Trotta, convierte las ideas de la autora de Los orígenes del totalitarismo en la metáfora de la cruzada de una mujer letrada contra el status quo, por medio del retrato narrado de las objeciones que suscitaron sus ideas acerca del juicio al teniente coronel de las SS, Adolf Eichmann, en los círculos intelectuales de Nueva York, Israel y Europa. El filme cierra la trilogía sobre pensadoras alemanas que esta exponente crucial del movimiento feminista en la cinematografía del mundo comenzó con Rosa Luxem burgo en 1986 y continuó con Rosenstrasse o La calle de las Rosas, en 2003. Pero su visión de las reflexiones de la mujer, que en su tiempo tacharon de arrogante y de carecer de sentimientos acusaciones a las cuales también sometieron a Simone de Beauvoir en la Francia de 1949 cuando publicó El segundo sexo, no se preocupa por el feminismo en Arendt sino por cómo la estudiante favorita de Martin Heidegger filósofo que luego se asoció con el nacional socialismo alemán analizó un caso único en la historia por cuanto se trataba de un crimen que no estaba reseñado en libros y de un delincuente diferente a todos quienes precedieron a los Juicios de Nuremberg, el conjunto de procesos jurisdiccionales emprendidos en contra de los funcionarios y colaboradores del régimen nazi.A pesar de que en el medio siglo que ha transcurrido desde aquellos acontecimientos, la posición de Arendt frente al juicio de Eichmann fue tan controversial que sigue suscitando críticas. Las objeciones a las que se refiere la película, sin embargo, son dos: las mismas a las que la autora tuvo que enfrentarse en vida. Se trata, por un lado, de su reflexión sobre la banalidad del mal, lema convertido hoy en un marco teórico crucial para entender la política moderna, y, por el otro, a su señalamiento de que los líderes de judíos colaboraron, de una manera u otra, con los nazis. Este último aporte levantó automáticamente la indignación general de intelectuales hebreos dentro y fuera de Estados Unidos, pero hoy permanece como un aporte crucial a las narrativas contemporáneas del Holocausto por cuanto se ocupa también del comportamiento de las víctimas durante el genocidio.Tales ideas las expu so Arendt en una serie de artículos publicados en The New Yorker durante la primera mi tad del año 1961, en los cuales analizaba el juicio que en el lapso de catorce semanas se le siguió a Eichmann en Jerusalén y que resultó en su condena por...

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