Vergüenza e hilaridad

Pena y risa, como diríamos en criollo. Dos emociones que para los venezolanos corren paralelas y simul táneas. A veces, la risa se torna en miedo y hasta en tristeza, pero la vergüenza, incólume y omnipresente, no se torna en nada, sigue bochornosamente ahogándonos lentamente.Las cuestiones suscitadas por Maduro no me generan vergüenza, pero sí hilaridad. Su indiscutible capacidad de sorprendernos a todos con sus salidas de tono, sus comentarios irrelevantes y sus bombásticas palabras, me dan ri sa y las excuso por su escasa cultura. Otro personaje, también risible por incontinente, corrosivo y sin sustancia en sus aseveraciones, es Carreño.Lo que resulta vergonzoso es que los gobernantes de este país no tengan ningún respeto por la inteligencia, la cultura, la decencia y las buenas costumbres y se crean que con la interminable ristra de manipulaciones, guisos políticos y económicos, y el desprecio de la condición de menos favorecidos por el oficialismo, así como la negativa terca y absurda de no reconocer sus errores y malos resultados económicos, quieran hacer creer a los menos ilustrados que están arreglando y enderezando lo torcido de la política y la economía, que ellos mismos han violentado, exprimido y ahogado hasta el cansancio. Sin reconocer un ápice de responsa bilidad y endilgándole la culpa a otros, aunque no tengan que ver con el asunto.No se pueden explicar las abruptas acciones del gobierno diciendo que son una componenda entre ellos por un negocio privado de la camarilla gobernante. Es probable que todos esos personajes tengan...

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