La historia en tres lecturas

1Nadie ha hecho más por convertir la narración histórica corta en una forma de arte --escribió Anthony Beevor en su crítica a esta breve joya de la reflexión histórica filosófica que es El futuro de la Histo ria-que Jonh Lukacs. Difícil no compartir tan excelsa opinión sobre el afamado historiador nacido en Hungría en 1924 y establecido en Londres, donde ha enseñado y escrito más de 30 obras sobre nuestra historia contemporánea. Uno de los más grandes especialistas en la Segunda Guerra Mundial, ha dejado testimonio de su perspicacia y hondura en dos pequeñas obras que iluminan graves episodios que conformaron nuestra modernidad: Sangre, sudor y lágrimas, el discurso que ganó la guerra, y Cinco días en Londres, mayo de 1940: Churchill sólo frente a Hitler. Esos libros bastarían para ingresarlo al salón de la fama de los grandes historiadores del siglo. Con sigilosa acuciosidad, Lukacs penetra en los secretos de días cruciales que decidieron el destino de la humanidad. Siempre acicateado por la angustia existencial que motiva su obra: desentrañar el destino de los acontecimientos, su inevitabilidad, la acción decisoria de las circunstancias y el papel de los grandes espíritus que se encontraron en el epicentro de los sucesos. Siempre motivado por la preocupación vital de todo auténtico historiador: lo sucedido, ¿fue inevitable o los hechos pudieron haber acontecido de otra forma? ¿Cuál ha sido el marco de acción de los protagonistasde los acontecimientos cruciales de la historia, hasta dónde cayeron como un guillotinazo sobre inermes voluntades o fueron auspiciados o entorpecidos por la conciencia de los espíritus más preclaros o las más torpes inconsciencias de la época? Asuntos nada ajenos a nues tras propias preocupaciones existenciales, cuando no sólo nos vemos arrastrados por hechos cuya fatal incidencia sobre nuestro futuro inmediato --ya convertido en pasado y presente de estas angustias-supimos anticipar, sin tener la más mínima posibilidad de incidir sobre su desenlace, que se hizo inevitable por acción de la miopía, la estulticia y la vanidad de quienes manejaron los grandes escenarios, así como los conciliábulos en los que finalmente se tomaron las grandes y fatales decisiones que nos condujeron a este desastre. El futuro de la Historia re flexiona al otro extremo de Cinco días en Londres: mien tras la notable figura de Churchill rescata la acción heroica, lúcida y valerosa de un hombre solo frente a su destino y su asombrosa...

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