Ida y vuelta a la patria

El viaje que alteró mi nacionalidad estuvo a punto de dejarme varado como un Snowden cualquiera en el limbo de las fronteras migratorias. Se trata de la vez que salí del aeropuerto de Maiquetía como peruano y una semana después regresé al país como venezolano.Desde 1979 viví en Venezuela con visa de residente, al igual que mis padres y mi hermana, los cuatro peruanos de nacimiento y recién llegados a un país boyante: todo horizonte, todo barato. Un paraíso para los desterrados de las dictaduras y bancarrotas latinoamericanas.Poco antes del Viernes Ne gro, en un gesto que aún no me atrevo a catalogar de visionario o temerario, mis padres solicitaron la naturalización familiar en la otrora Onidex actual Saime, organismo que nos condenó a un largo olvido burocrático que primero nos sumió en la extrañeza y luego en la resignación. Al Estado no le interesaba nacionalizarnos.O eso creíamos.23 años después, un par de días antes de mi viaje de vacaciones a Buenos Aires, hacía yo mi cola en la Onidex para un trámite de rutina: retirar mi pasaporte peruano que había dejado allí para renovar mi visa de residente, requisito obligatorio para circular en el país, o para salir de él. Estaba nervioso, como es natural en esos ámbitos kafkianos donde sólo cabe esperar la demora y el maltrato.Luego de una hora de cola, llegué por fin a la ventanilla, donde un funcionario bigotón me entregó mi pasaporte y me espetó: --Esto no te sirve, ya eres venezolano.--¿Qué? --Te salió la naturalización, chico.--Pero si yo viajo pasado mañana a Argentina...--Olvídalo. Tienes que ir primero a la Gace ta Oficial. Luego sacar tu cédula. Y los pasaportes para naturalizados no se están tramitando. Hay que esperar, mínimo, dos años.--¡Dos años! ¡Pero si yo viajo en dos días! --Siguiente.Cuando quise reclamar con más ímpetu, aun sabiendo que no había mucha esperanza ni visa de residencia en esta tierra, una señora que estaba detrás de mí en la cola me palmeó los hombros y exclamó bolivarianísima: ¡Felicitaciones, mijo, ya eres de los nuestros!.Ni la miré. Me di media vuelta y salí de allí más confundido y venezolano que nunca.Al llegar a la casa temblaba de indignación. Entendí por qué ese año había salido una naturalización engavetada desde el siglo pasado: en pocos meses habría elecciones presidenciales.Igual decidí intentar mi salida del país mi país, aunque el via je semejaba más una fuga que unas vacaciones. Fui a la Gaceta Oficial, donde me dieron un papel sellado en el que...

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