Industrial, pero con mixturas

Por resolución del Concejo Municipal del Distrito Federal, en 1922 el nombre de avenida Sucre se le impuso al antiguo Camino de Catia o Camino de la quebrada de Catia, que era el inicio formal de la vía que conducía a Catia La Mar desde finales del siglo XVI. Pero la amplia avenida, tal y como la conocemos hoy transmutaciones mediante, fue inaugurada en 1953 y formaba parte del Plan Vial de 1951. Este breve recorrido comienza justo en una de las esquinas emblemáticas, la del Teatro Venezuela afortunadamente aún conserva la marquesina convertido en mueblería. Desde la Calle Industrial de Los Flores se observa, en primer plano, la movida de la venta de cachapas en plena calle y, al fondo, los jirones de color de un superbloque del 23 de Enero en el sector La Cañada. Por esa vía se llega a la Calle Real de Los Flores. Muchos de los transeúntes de esa importante senda del oeste caraqueño apenas intuyen lo que hay un poco más allá, pues las zonas industriales no suelen ser muy cordiales para caminarlas. Pero, a pesar de la monotonía de las naves industriales, al menos en su primer tramo da muestras de mixtura. No es sólo industria manufacturera, hay almacenes, servicios, comercio y también viviendas. En los primeros 100 metros de esa calle hay un par de edificios, Ezio y Crispejos, interesantes híbridos entre inmueble residencial y galpón industrial. No se trata de viejas factorías convertidas a la fuerza en mezcla de residencia y fábrica hay varios casos en Caracas, sino que fueron concebidas desde su origen con tal mixtura de usos. Igual sucede con el cine, que formaba parte de un edificio residencial apartamentos Miranda. La combinación es inevita ble en un área que, por su ubicación...

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