La intoxicación

Robotizados por cientos de miles, los clones del Frente Francisco de Miranda espar cen por las venas del país las toxinas ideológicas que les incrustaron en las neuronas sus instructores cubanos; Chávez reescribe y desfigura la historia nacional pro domo sua y se la impone por millones de ejemplares al sistema escolar; una musicante declara en Radio Nacional haberse liberado de las tinieblas de un Iudem que le en señaba música capitalista. Son emblemas de una cada día más difusa intoxicación ideológica piloteada por el Gobierno, abonada por un capilar sistema preelectoral de dádivas y absorbida por gentes deseosas de intoxicarse; el todo, sobre fondo de temple político catatónico de los que los millones de compatriotas Ni-Ni tienen la patente. Esa forma de intoxicación que los regímenes comunistas y nazi-fascistas Âaplicando viejas doctrinas de Tarde y Le Bon convirtieron en refinado instrumento de manipulación psicológica de las muchedumbres, busca acumular en sus víctimas una sobredosis doctrinaria capaz de formar masa crítica, autoalimentarse y expandirse con vehemencia misionera. Al intoxicado se le provee de una fe cuya seudológica interna le permite dar razón de todo. Convencido de encarnar la verdad gnoseológica y moral, que traduce en praxis maniqueas de proselitismo, el intoxicado puede inducir conflicto, guerra internacional o civil, con su visión polarizada e intolerante de la humana convivencia. Las nuevas tecnologías han puesto al alcance de déspotas políticos y de mercado refinados instrumentos de intoxicación colectiva. La obsesiva reiteración del pensamiento único y su omnipresencia con fines de hegemonía comunicacional son sintomáticas de una estrategia tóxica que debe ser concientizada y denunciada. Guía suprema de la intoxica ción venezolana es su militarista y paleolítico Presidente, un escuálido nostálgico de la Guerra Fría que finge ignorar los 46 anteriores fracasos de otros tantos regímenes soviéticos, para dar vida, acá en Venezuela, al 47º conato de gobierno comunistoide violando la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR