En Italia ven a sus estadios como cárceles

La Juve construyó un estadio de 41.000 espectadores para asegurarse que siempre estuviera lleno. Y aun así, en su estreno de Champions, en su vuelta a las competiciones europeas, solo había 29.330. El Milan sufre la peor crisis de abonados de la era Berlusconi: 22.000 en lugar de los 31.000 del año pasado. Lejos queda el récord de 72.000 de la campaña 1991-92. Contra el Cagliari, hace po cas semanas, solo 4.000 personas pagaron una entrada; en el debut europeo contra el Anderlecht, acudieron al estadio 22.000 personas. Sólo en el Maksimir de Zagreb había menos gente 6.000. El Napoli juntaba 65.000 espectadores en el San Paolo cuando jugaba en Tercera; ahora, en días normales, no hay más de 35.000. Nadie compra entradas. Muy pocos van a los campos. Es la crisis de un calcio cada vez más abandonado a sí mismo, sin estrellas Sneijder y Boateng fueron los hombres de portada del derbi de Milán; salpicado por escándalos un año sí y otro también, y del que huyen hasta las nuevas promesas como Verratti, que ha fichado por el PSG porque allí le hablaban del presente, no del futuro. Una investigación de De mosCoop desveló hace poco que hay 13% menos de aficionados respecto a 2009. Si esa temporada más de un italiano de cada dos se definía como aficionado al fútbol, hoy son 4 de cada 10. Los que lo siguen en vivo son solo el 23,6%. Los horarios son los mismos de siempre: hay dos partidos los sábados 18.00 y 20.45 y los demás el domingo uno a las 12.30; otro a las 20.45 y el resto a las 15.00 horas. Una encuesta en La Gazzetta dello Sport desvelaba a principios de octubre que 51% de los italianos que se declara aficionado al fútbol no ha pisado un estadio en el último año; 33% lo ha hecho entre una y cinco veces; 11%, entre seis y 10, y sólo 5% más de 10 veces. Entre los motivos, 40% indi có el precio de las entradas, 26% cree que es más cómodo verlo en la tele y 19% considera los estadios peligrosos. Son cárceles a cielo abierto. Sus estructuras son obsoletas y hay violencia verbal entre dirigentes y física entre aficionados. Cada día más parcelas del estadio están en manos de los más violentos, afirma Arrigo Sacchi. Paolo Condó, histórico perio dista de La Gazzetta, lo corro bora. Tengo dos hijos pequeños, los he llevado al estadio en Francia y en España, pero en Italia no, por el clima de guerra. A los clubes no les interesa llenar los campos de familias. Una liga en caída. No es una casualidad que los estadios italianos sean los que menos se llenan...

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