Japón está listo para sumarse a la fiesta global del crédito barato

Cuando Masaaki Shirakawa, el gobernador del Banco de Japón, se reunía con los líderes de otros bancos centrales de las economías desarrolladas, a menudo se dedicaba a pregonar sus advertencias metódicamente preparadas sobre los límites de las políticas de estímulo que estaban implementando. Shirakawa veía el Banco de Japón como un pionero. Puso en práctica programas de compras de bonos y redujo las tasas de interés de referencia a casi cero por ciento mucho antes de que la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo o el Banco Inglaterra intentaran seguir el ejemplo después de la crisis financiera de 2008. Su conclusión era que no habían servido de mucho. Algunos de los presidentes de los bancos centrales que fueron blanco de sus advertencias, y numerosos críticos en Japón, dijeron que Shirakawa no estaba haciendo lo suficiente y que, en consecuencia, la economía japonesa fue presa de un crecimiento anémico y de episodios de deflación. Ahora, el Banco de Japón se dispone a tomar parte en la fiesta del crédito barato. Tras la elección de Shinzo Abe como primer ministro y el inminente nombramiento del sucesor de Shirakawa y sus principales asesores, la clase política japonesa ha empujado al banco central a reanudar su activismo monetario. ¿Quién más no ha cumplido con sus propias metas de inflación en los últimos 15 años?, preguntó Anil Kashyap, economista de la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago. No es un accidente que estén perdiendo su independencia, afirmó. Dos representantes del go bierno indicaron que Haruhiko Kuroda, actual presidente del Banco Asiático de Desarrollo, sucederá a Shirakawa al frente del Banco de Japón. Se espera que la elección sea presentada ante el Parlamento a mediados de la semana. Un vocero de la oficina del primer ministro no quiso hacer comentarios. Kuroda no pudo ser localizado antes del cierre de esta edición. Kuroda ha defendido las me didas de estímulo monetario y ha sido uno de los críticos más feroces de la actual política del banco central. El economista, que habla inglés con fluidez, incluso escribió un libro en 2005 en el que atacó a la institución por no poner fin a la deflación. El cambio podría traducirse en compras a gran escala de bonos soberanos de Japón a largo plazo e incluso deuda de otros países. El plan contempla que Japón inyecte yenes en el sistema financiero mundial, incrementando la oferta y, por ende, disminuyendo su cotización, es decir el tipo de...

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