A propósito de la crónica latinoamericana actual y Darío Jaramillo

Nuestro querido y denostado Diccionario de la Real Academia Española define la crónica como: [libros] en que se refieren los sucesos por orden del tiempo. 1. f. Historia en que se observa el orden de los tiempos. 2. f. Artículo periodístico o información radiofónica o televisiva sobre temas de actualidad. Lo que nos interesa según nuestros amigos de la Academia, es que es un artículo periodístico. Ese artículo, ese ensayo trabaja con la palabra y sus formas pero no puede traicionar lo que sí traiciona la literatura que es el apego a la realidad. Un cronista puede tener un estilo escritural determinado, puede encantar o aburrir a sus lectores, puede convertirse en un autor de culto y que sus artículos pasen de mano en mano, o que mismos artículos logren abultar el número de seguidores en Twitter.Lo que nunca podrá hacer ese cronista es desvincularse de la realidad.Hoy en día, entre los lectores hispanohablantes se ha puesto muy de moda la crónica. Parece ser un oficio especial. Le pasa lo que le sucede a los chefs o a los diyéis. Hace algunos años alguien que se declarase diyéi de profesión era mirado como un aspirante a John Travolta de discoteca o un simple acomodador de fiestas, una figura como ese ejemplar pasado de moda que tocaba el órgano en los bailes y empeñaba desde un vals, un joropo o un break dance. Nuestros días le otorgan a esta profesión una importancia raigal y ecuménica: los diyéis aspiran secularmente a ser tan renombrados como Paris Hilton o Lady Gaga y a aparecer en las primeras planas de los diarios. Los chefs han saltado de los fogones a encartados de lujo con hojas perfumadas.Hay quienes sostienen que el oficio del cronista apareja una epifanía, una revelación especial. Se me ocurre nombrar a dos escritores estadounidenses que han cultivado la crónica: Irving Wallace y Tom Wolfe.Los dos han escrito en el New Yorker, una de las revistas más emblemáticas del reportaje inteligente. Ambos son autores literarios pero han visto su carrera desde la integralidad de la escritura: en unos casos en clave de ficción y en otros de no ficción. Tienen esos compartimientos muy definidos porque la crónica, la no ficción, trabaja con el tiempo, establece un elemento de vinculación con lo real, se somete a lo actual, o por lo menos con lo que guarda relaciones con lo actual.Cuando han escrito literatura, lo pueden hacer pactando con la realidad o subvirtiéndola, haciéndola añicos porque la ficción es una invención, algo distinto de la...

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