De la libertad y sus apariencias.

AutorRamis Muscato, Pompeyo

Resumen

El tema de la libertad humana es uno de los más discutidos y de los más inconclusos, porque todas las doctrinas que sobre él se han forjado adolecan de algún extremismo o de alguna insuficiencia en su argumentación. Aqui se exponen ciertos aspectos que contribuyen a que las doctrinas acerca de la libertad de elección sean fácilmente refutables. Como solución se propone pensar la libertad desde la perspectiva estrictamente humana, que nos la hace ver como una potencia muy disminuida, pero aún suficiente como para no tener que enfocar la libertad humana en un sentido demasiado pesimista.

Palabras clave: libertad, libre albedrio, intelectualismo, voluntarismo, decisión.

ON LIBERTY AND ITS APPEARANCES

Abstract

The question of human liberty is among of the most controversial one, and still unsolved. It is because all theories about this problem have been, almost until now, sometimes with extreme pretension defended, of not sufficiently explained. In the following pages we will expose some aspects witch have contributed to an easy refutation of the choosing freedom. As a solution, it will be proposed to think on liberty only in a strictly human perspective, so we can see the freedom as it really is: a diminished faculty, but still enough, so we had to focus this question from a too pessimist viewpoint.

Key words: liberty, free will, intellectualism, voluntarism, decision.

Nunca pensador alguno se atreverá a sostener que el tema de la libertad debe darse por asunto resuelto. Las discusiones sobre la libertad y las luchas por mantenerla serán siempre tema del día. Dos son las principales razones que lo mantienen actual: la primera es la ambición humana que no respeta límites mientras pueda, y otra la imposibilidad práctica de que haya consenso en una sola noción de libertad. Alrededor de esta sagrada palabra surgen tantas ideas como investigaciones realizadas. No es aquí posible ni oportuno resumir la historia de las opiniones y doctrinas sobre la libertad. Sin embargo tampoco es posible suscitar sobre ella consideraciones que no tengan alguna conexión con teorías ya conocidas. Nada se puede decir sobre la libertad que ya no se haya dicho, pero siempre es lícito enriquecer lo ya sabido con un comentario más. No quiero entrar en el tema por ninguna de las puertas grandes, como sería por Aristóteles, o por Kant. Con mucha modestia, me limitaré a dos ensayos que, sin ser ni tan antiguos ni tan recientes, recogen en un solo haz todos los anhelos de libertad por los que siempre se ha suspirado. Y lo hacen, además, con una metodología muy desusada en los autores clásicos. La escogencia no se debe a ningún azar, sino al recuerdo --un tanto nostálgico-- de un brillante curso universitario dirigido por profesor Joseph de Finance en 1964, en una prestigiosa universidad romana. De aquel entonces arrancarán las reflexiones siguientes.

  1. En 1958, Mortimer J. Adler publica un libro --The idea of freedom-- en el que la noción de libertad es objeto de una especie de investigación de campo, con la colaboración de numerosos alumnos del > de New York. El autor no pretende teorizar sobre la libertad, sino presentar una clasificación de todas las propuestas que de ella han hecho los filósofos. La investigación se desarrolló según dos modos de poseer la libertad: el dependiente de circunstancias ajenas al sujeto, y el que resulta del modo sujetivo de ejercerla. En el primer modo se subdistinguen tres clases de libertad: la circunstancial, que depende de factores externos al sujeto, la natural, que es la propia del hombre en cuanto que ser racional, y la adquirida, que se gana mediante estudio y trabajo. Respecto al segundo modo, que el autor llama >, también se subdistingue en tres clases: autorrealización (>), que se encuadra dentro de la libertad circunstancial, autoperfección (>), en función de la libertad adquirida, y autodeterminación (>), que remite a la libertad natural. Salta a la vista la cantidad de otras subdivisiones que podrían añadirse, habida cuenta de las múltiples inclinaciones de la actividad humana.

    Otra obra dedicada al mismo tema es la de Harald Obstad: An inquiry into the freedom of decisión (Oslo, 1961). Aquí se aborda el argumento a partir de un análisis lingüístico, tratando de descifrar cuántos significados --o sentidos-- puede haber en una decisión libre. Si decimos, por ejemplo, que > ha decidido sobre >, hallaremos en esta proposición seis sentidos principales: no fue una decisión coaccionada; la decisión de

    > no estaba predeterminada por ninguna influencia;

    > se autoexpresaba decidiendo sobre >; fue una decisión racional;

    > decidió sobre > tal como debía hacerlo;

    > pudo haber decidido sobre > de manera distinta de como lo hizo. Las subdivisiones de cada uno de estos significados se continúan con paciencia benedictina hasta formar una serie de 166, y aún no parece que el autor haya quedado cuantitativamente satisfecho. Tal vez creyó que podría determinar la esencia de la libertad por acumulación del accidente cantidad. Es una actitud muy comprensiva si atendemos al hecho de que estos autores se movían en un ambiente muy dominado por el fenómeno estadístico, que es un gran inhibidor del sentido crítico. Llevados por el afán de agotar la enumeración, dejan en misteriosa penumbra su opinión personal sobre lo sustantivo de la libertad. Colocaron todas las especificaciones enumeradas en el género de la libertad, pero dejaron de explicar que, aunque las especies de libertad están en su género, no son el género. Cuando se dice que un preso ha sido puesto en libertad, se utiliza el término en su sentido más general, como si gozara de toda la libertad, cuando de lo único que se le ha liberado es de una mera coacción externa. Por eso, aunque sean muchos los datos que se logre acumular con estos métodos de investigación, la única conclusión a que llegan es la de que hay que seguir discutiendo acerca de la libertad.

    Mientras persista la tendencia a considerar la libertad como ausencia de impedimentos externos en general, la especulación filosófica versará más sobre los accidentes de la libertad que sobre su propia esencia, por lo cual la noción de libertad que obtendremos será siempre ilusoria. Sentiremos la impresión de estar corriendo a la caza de un fantasma. Por eso es necesario seguir investigando entre los diversos pareceres, en vistas a recolectar cualesquiera conceptos que nos sirvan para mantener la discusión en la sustancia del tema. Aquí, por nuestra parte, empezaremos a usar la palabra libertad en el sentido de libre albedrío, que es el concepto que corresponde a la libertad específicamente humana. Hablaremos indistintamente de libertad y libre albedrío como si fueran términos sinónimos, pero con clara conciencia de que no lo son. Y llevados también por la tendencia a la división tripartita analizaremos, entresacándolos de los mencionados autores, tres sentidos fundamentales de libertad: uno genérico y dos específicos.

    El más elemental de todos es el genérico, que se corresponde con la noción vulgar de libertad. Es la primera apariencia de libertad que el hombre concibe. Consiste en la potestad de hacer cada uno lo que quiera. Hay una conciencia colectiva de esta libertad, que ha ido creciendo con el tiempo hasta convertirse en una pulsión apremiante. Nadie tolera ser sometido por una tiranía, por más que haya que soportarla cuando sobreviene. Lo que hace surgir la rebelión no es la simple imposibilidad de llevar a cabo una elección, sino el hecho de que tal imposibilidad se deba a una voluntad ajena. La incomodidad del secuestrado no consiste en estar retenido sino en estarlo por voluntad de otro. Es la rebelión ante la prepotencia de una voluntad libre contra otra voluntad libre. Es como si estuviera escrito que la libertad nos ha sido dada para que otros nos la quiten, o, en el mejor de los casos, para condenarnos a luchar por ella.

    Así, el primer enemigo del hombre libre puede ser cualquier otro hombre libre. Es lo que en términos más globales se llama >, o >: supuesto ámbito donde las voluntades se sobreestiman en su libertad. En las manifestaciones de multitudes, los gritos de ¡libertad! son casi un rito, que a menudo se cumple fuera de contexto. Y como ese clamor se repite en todos los tiempos, incluso en escenarios donde los motivos de agrupación no se deben a ninguna restricción de libertad, fácil es concluir que las reivindicaciones populares por la libertad nacen de un anhelo que no se cumplirá nunca. El hombre luchará por la libertad aun cuando no opere en el momento ninguna voluntad que se la restrinja. La razón de ello está en que la libertad es un facultad que, aunque muy restringida, se halla sobremanera arraigada y sensibilizada en la naturaleza racional. Al fin de cuentas, la continua lucha por la libertad significa que estamos más ante una aspiración que ante una realidad. El hombre es más libre por su capacidad de pensar la libertad que por el hecho de tenerla.

    El segundo aspecto de la libertad es la libertad del hombre interior, la que cada ser humano lleva dentro de sí mismo. A menudo nuestra vida es una pugna contra nuestros idola specus: nos sentimos prisioneros en la caverna de nuestro propio temperamento, con nuestros deseos--logrados o frustrados--, con nuestras inclinaciones contra las cuales arguye la razón, a veces triunfante, a veces derrotada. El único consuelo que tiene el esclavo de sus pasiones es la eventual posibilidad de dominar a los otros, al estilo de los > que sólo lo son fuera de su casa. Pero al que logre imponer su voluntad de poder, poco le importará que Platón le advierta que el primer dominio que debemos tener es el de nosotros mismos. Por otra parte, el epicúreo radical que prefiera refocilar su ánimo con placeres sensoriales, prescindiendo de los avisos de la razón, seguirá adelante con su propósito estimando en más la libertad dionisíaca que la compostura apolínea. Es difícil dejar de preferir la seguridad que nos proporciona la llenura...

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