El libro corporativo: una valoración

Cada tanto, alguien pregunta si, en vez de publicar libros voluminosos y desplegados, forzosamente costosos, las empresas no deberían producir libros de menor costo y tirajes más altos. En lo que sigue me propongo argumentar que la especificidad del libro corporativo radica, precisamente, en su despliegue. En la prodigalidad de su presencia. En la voluntad con que un volumen bellamente producido se apropia de la mirada y el interés del lector.Cuando escribo aquí libro corpo rativo, me refiero, grosso modo, a esto: a ediciones de gran formato; de numerosas páginas; de textos de alta factura; cargados de fotografías, dibujos, pinturas, viñetas y otros abundantes recursos visuales; diseñados con especial esmero; y, como es obvio, impresos sobre papeles de la mejor calidad, bajo el cuidado de experimentados profesionales. Si, con frecuencia algunos de estos títulos resultan joyas editoriales, no hay azar en ello: son el fruto de la concurrencia de talentos.El quid del libro corporativo es su concepto. El núcleo y las ramificaciones de la idea central constituyen su epicentro. El editor es, si se me permite la analogía, el compositor, el arreglista y el director de una orquesta de cámara, que se agrupa para ejecutar un determinado proyecto editorial, cuyo genio consiste en su radical excepcionalidad.Y es que, en la medida en que se les concibe como piezas de excepción; en que reivindican todo aquello que los diferencia de otros libros; en que abordan un tema determinado con la pretensión de consumirlo con los mejores recursos a disposición; en que sus ambiciones sobrepasan lo obvio, en esa medida, los libros corporativos rebasan las apariencias, y se internan en cuestiones de fondo.Larga tradición. La edición de am biciones estéticas, propias del libro corporativo, es indisociable de la historia del libro. La llamada Biblia de Gutenberg, que cierta historiografía ha designado como el primer volumen impreso, y cuyo primer tomo fue encuadernado en agosto de 1456 es, ni más ni menos, una obra de arte de la edición.Los problemas técnicos que enton ces supuso su impresión, procuraban resolver cuestiones que, más de cinco siglos después, todavía ocupan la vigilia de los editores: que la tipografía pueda ser reconocida; que la impresión sobre el papel resulte nítida y perdurable; que cada página resulte incitadora...

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