La literatura es un viaje sin retorno

Cristovão Tezza 1952 nació en Lages, Santa Catarina, al sur de Brasil. Cuando tenía 7 años su padre falleció y su familia se mudó a Curitiba. La ausencia de su padre, el cambio del modo de vida rural al urbano y la presencia de la política marcaron la infancia y, en cierto modo, la vida de Tezza.Este autor es parte de una ge neración que vivió al mismo tiempo la dictadura y los movimientos contraculturales, que asumió la juventud con la idea de que había que cambiarlo todo, ir contra el sistema. Tezza militó con convicción.A los 15 años comenzó a es cribir poemas, pero su vocación se decantó por la prosa: por la novela y el cuento. Publicó su primer libro después de los 30 años. Hoy es considerado uno de los escritores más destacados de su generación y de su país.Para Tezza la literatura es un punto de encuentro de voces, personas, pensamientos, deseos y emociones. Escribir es construir una mirada colectiva que ve a través de sus ojos.Durante la FIL Guadalajara presentó la traducción al español de uno de sus libros más celebrados por la crítica de sus país, O filho eterno, una novela que, aunque no es una confesión personal es un trabajo literario, aclara, parte de la experiencia de Tezza como padre de un hijo con síndrome de Down.--Ha dicho que su generación está marcada por los procesos políticos de una época de Brasil... --Sí, es verdad. A mis 15 o 16 años yo estaba viviendo justamente los años 60 en Brasil.Un período que fue muy fuerte políticamente con la implantación de la dictadura militar y, al mismo tiempo, de transformación cultural y de costumbres que tienen reflejos hasta nuestros días: la liberación de la mujer, la pastilla anticonceptiva, el redescubrimiento del Oriente, cierto irracionalismo, la polarización política, el deseo de ser contrapunto del sistema. Es una paradoja porque yo pertenecía a la generación mejor tratada de la historia, formada en los años cincuenta después de la Segunda Guerra y, que justamente, cuando maduró fue contra todo, para cambiar todo.Obviamente hay mucho ro manticismo en la mirada de esa generación y yo intento escapar de esa visión. Pero nos marcó, uno no puede escapar de su tiempo. En cierta forma esa época me marcó en aspectos importantes, uno de ellos es la relación del arte con la vida, la idea de que escribir, hacer arte, hacer literatura es transformar al mundo y a sí mismo.Fue un ideal de mi juventud pero no realizado literariamente, yo estaba más preocupado por vivir de forma diferente...

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