Luis Miguel Isava: Me interesa la `rarefacción’ de un idioma por otro

--El mito fundador de la traducción en Venezuela asume que el trabajo de Pérez Bonalde con El cuervo de Poe es la mímesis perfecta del original. Andrés Bello renovó antes la práctica francesa de las bellas infieles con su versión de Víctor Hugo. La traducción que Hanni Ossott hizo de Rilke apunta al rescate sentimental de su infancia y de la sonoridad alemana.¿Cómo sitúas tu propia labor en esa herencia? --La idea de traducir me vino de par con el proceso de aprender lenguas.No fue muy temprano, por cierto; pero me apasioné, gracias a la literatura, por aprender otros idiomas. Y como mi impulso inicial era leer las obras literarias, sobre todo de poesía, escritas en esas lenguas, muy pronto me di cuenta de que encontraba errores, imprecisiones o confusiones en las traducciones que conocía. Eso me impulsó a querer traducir de una manera que, a mi juicio, era más fiel y/o más precisa, lo que leía en esas otras lenguas. Claro, la base era el entusiasmo por lo que leía; la estructura, el conocimiento de esas otras lenguas.Creo que a mí, lo que me guía para querer traducir es sobre todo el apasionado interés por las posibilidades significantes de los diferentes idiomas. Esa búsqueda de precisión, apunta a transvasar a mi lengua, las riquezas y complejidades que los autores en otras lenguas ponen a funcionar en sus escritos. Por ello diría que me sitúo en un lugar equidistante de aquel mimetismo de Pérez Bonalde, que en el fondo busca los mismos efectos por otros medios y por tanto hacer que el poema `suene’ en castellano, y de la libertad de Bello, que lo que buscaba era hacer un poema propio, a partir del modelo. Quizá me identifico más con la reflexión sobre la traducción de Salustio González Rincones, que entiende que el proceso es complejo y por ello complementa no sin ironía sus traducciones con críticas a las traducciones de Bello y de otros y con notas pseudo filológicas. En todo caso, lo que me interesa siempre es `contaminar’ el idioma al que traduzco con las posibilidades formales de significación del idioma original: no creo en la tesis de traducir en un lenguaje que oculte que lo que se lee es una traducción, pues me interesa el `enrarecimiento’, la `rarefacción’ de un idioma por otro.Espacios para decir lo mismo es el primer libro de Hanni Ossott.Tu traducción al inglés se titula Spaces to Say the Same [Thing]. La palabra entre corchetes da a esa elección familiaridad idiomática, y a la vez señala un agregado que marca la diferencia...

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