La magia del turismo de trenes en Brasil

A travesar una montaña cubierta de bosques, apreciar paisajes rurales que recuerdan el origen de Brasil o escuchar el silbido de una locomotora anunciando su llegada a una estación son alternativas posibles en las 34 líneas de ferrocarriles turísticos que operan en Brasil.Es el llamado turismo de tre nes, una apuesta que ya cuenta con más de 30 convoyes por todo el país y 3 millones de pasajeros al año, un número que quieren incrementar todavía más entre el público que viaja en familia.El viaje en el Maria Fumaça, que enlaza dos ciudades del estado de Sao Paulo, Campinas y Jaguariúna, arranca con un acordeón, un surdo un tipo de tambor tradicional de Brasil y una matraca de banda sonora, que la banda Nostalgia Musical toca de forma voluntaria mientras un grupo de señoras y de niños bailan junto a ellos al son de un xote brasileño.El trayecto dura alrededor de una hora y media, prácticamente el mismo tiempo que la ruta del Tren de las Aguas, en el pequeño municipio de Sao Lourenço del estado de Minas Gerais, donde estos paseos se han convertido en un atractivo turístico e histórico.Los pasajeros que escogen esta locomotora casi centenaria viajan en un vagón inglés de 1926 que parte en dirección al municipio Soledade de Minas, bordeando las orillas del río Verde.Este ferrocarril fue proyec tado y construido en Inglaterra 115 años atrás y fue utilizado por el emperador brasileño Pedro II, quien iba en busca del ameno clima minero y de las saludables aguas minerales de la región, que acabaron dando nombre al convoy.Un proyecto...

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