Vendía maltas en la grada mientras soñaba con jugar

Alex Núñez tiene un average de .294 en 12 campeonatos y ha dado 33 hits en postemporadas, pero su mayor virtud es su personalidad. Él lo sabe. Por eso, su locker en el estadio José Pérez Colmenares tiene desde hace algunos días unas hojas de palma en lo más alto. Es para que vayamos sintiéndonos en Margarita, responde a quien le pregunta.La foto de una de las celebraciones de los Tigres completa el sorprendente escenario, con un letrero que dice en letras grandes: Misión Margarita. Quiere jugar otra Serie del Caribe. Quiere jugar beisbol para siempre. Todavía soy el mismo niño uniformado, confiesa con alegría.--De niño, bien chiquito, ¿ya jugaba pelota o había otro deporte? --El beisbol fue la pasión más extrema que experimenté en la vida. Desde que tengo uso de razón. La fiebre era tan grande, que en diciembre nos parábamos a las 4:30 de la mañana para ir a la Misa de Aguinaldo, que era a las 5:00 am, y la primera partida la jugábamos a las 5:45 am, detrás de la iglesia.--¿Cuál es su recuerdo más bonito de entonces, relacionado con el beisbol? --Lastimosamente carecíamos de recursos económicos.Pero en primer año de bachillerato, en 1994, me fugué del colegio para ir al séptimo juego de la final Caracas-Magallanes. Ese día le pude dar la mano a Omar Vizquel. Fue un sueño que después jugáramos los dos en un mismo juego.--¿Y un recuerdo malo? --Toda la vida soñé con representar a Carabobo en los Nacionales. Soy uno de los pocos peloteros profesionales que no pudo defender a su estado en el beisbol menor.--¿Usted era caraquista o magallanero? --Guairista. Mi ídolo siempre fue Oswaldo Guillén. Pero uno crece, se hace profesional y las cosas cambian.--¿En qué momento sintió que el beisbol iba a ser su forma de vida? --Toda la vida. Desde niño.Yo vendí maltas en el estadio José Bernardo Pérez, a los 14 años de edad, y soñaba con ser pelotero. Dije que algún día iba a ser alguien en el terreno y muchos se rieron. Dios me dio la dicha de debutar en el beisbol profesional en el mismo parque donde vendí maltas, tres años después. Mi sueño se hizo realidad cuando José María Pajés llegó a mi casa, para firmarme.--¿Cuál es el momento que atesora con mayor calidez de su vida en el beisbol? --Soy de padres divorciados y mi papá tuvo un ACV que le afectó durante 25 años. Nos la ingeniamos para llevarlo, convaleciente, en su silla de ruedas, al estadio de Valencia, el 27 de noviembre de 1999, el día que debuté. Estaba toda mi familia allí. Nunca más...

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