Marines sin mitología

N i héroes ni víctimas. Hombres también mujeres agrietados. De pensamientos zigzagueantes. Desasidos, matizados, reconfigurados por la guerra. Gente siempre más allá o más acá de lo previsible. Personajes que perdieron una paz que nunca tuvieron. Son las doce voces que hablan y piensan en los relatos reunidos en Nuevo destino.Hablan desde adentro, desde la difi cultad de haber estado allí: en el lugar infernal, donde se mata o se muere.Que Klay haya sido marine le permite abordar cada ficción desde una compleja autenticidad: modos de hablar a punto de romperse. Intercambios que dejan frases suspendidas. Respuestas que evaden la pregunta o la zanjan con hostilidad.Quienes han sido combatientes y han sobrevivido heridos en el alma, deformados por las quemaduras, amputados o incapaces de afrontar los obstáculos de la reinserción aprenden esto: el infierno del combate solo-puede-pensarse-después.El que va de un combate al siguiente, que ve caer a sus compañeros, que ha sentido las balas rozarle la piel, se carga. Dentro de sí, se amontonan el miedo y la furia, la exaltación y el vacío, la lengua rufianesca y la imposibilidad de nombrar su propia tajada de espanto. Más adelante, cuando se ha regresado, al campamento o de vuelta al país, comienza una segunda guerra: la que se libra con los recuerdos, con las miradas titubeantes de los demás, con el malestar insondable que causa el que la experiencia vivida no encuentre un sitio adecuado en la memoria.Pasa a este extremo: hay veteranos que, ajenos al mundo de la vida corriente, se colman del deseo, a menudo fantasioso, de volver a la guerra: el combate se ha reconvertido en el único...

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