1,6 millones de venezolanos venden en las calles

Los buhoneros representan 30% de esa gran torta que son los 5,9 millones de trabajadores de la economía informal. Y si bien son sólo una porción, se han convertido en uno de los principales indicadores del desempleo en Venezuela.

Las últimas cifras, correspondientes a enero pasado, del Observatorio de Asuntos Laborales de la Unión de Trabajadores Revolucionarios y que hace sus investigaciones en Venezuela con el apoyo de la Unión General de Trabajadores de España, muestran que 46% de 13 millones de la población económicamente activa estaba en el sector informal de la economía.

Las actividades realizadas por esta población son diversas. Están los comerciantes de las calles, también conocidos como buhoneros, y los trabajadores por cuenta propia, que son los taxistas, conductores de rústicos de pasajeros en los barrios, electricistas, mecánicos, plomeros, albañiles, peluqueras y manicuristas, entre otros.

Los ingresos por las ventas y la prestación de los servicios de estos trabajadores oscilan entre 2.000 y 2.500 bolívares mensuales, pero no están amparados por la seguridad social aunque la Constitución lo garantiza, afirma el Laboratorio de Asuntos Laborales.

"Nos tienen a monte" En las calles de las principales ciudades del país se observa el "guapeo" o colocación de los manteles, cajas y carritos con la mercancía en las aceras. En Caracas, los buhoneros están pendientes de la persona que contratan para que les avise si viene la policía. Si está cerca recogen rápidamente los artículos para evitar que sean decomisados.

De acuerdo con las cifras del OAL, 1,6 millones de venezolanos venden en las calles, algunos con permiso de las alcaldías. El horario varía según la actividad. Los que venden empanadas, pastelitos y jugos laboran de 6:00 a 10:00 de la mañana.

"Queremos trabajar con permiso, es lo único que le pedimos a la Alcaldía de Libertador", señalaron varios fruteros cerca de la estación del Metro de Bellas Artes en Caracas. Uno de ellos es Alejandro Ruso. Tiene 25 años de edad y siempre ha trabajado en la economía informal porque no consigue empleo en el sector formal. Asegura que la policía los acosa y les cobra por dejarlos trabajar.

Cuenta que para él es difícil reunir el ingreso necesario para mantener a su esposa y dos niños. La fruta la compra cada vez más cara en el mercado de Coche, y para traer las cestas con las uvas o los duraznos al puesto de venta debe pagar 150 bolívares diarios de transporte.

Ruso, al igual que otros...

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