A mitad de camino

Mucho más que un eslogan publicitario o una consigna propagandística, el lema de campaña de Henrique Capriles, Hay un camino, es síntesis conceptual de una propuesta política, económica y social de largo aliento; una propuesta para conducir al país hacia la modernidad, y dotarlo de mecanismos de inclusión ciudadana y participación colectiva que hagan de la nuestra una sociedad justa y competitiva. Es una vía que debe transitarse con paciencia y que no terminó a la vuelta de la esquina una vez pasadas las elecciones del 7 de octubre. Éstas han sido sólo un hito en la ruta que apenas hemos comenzado a trajinar y señala la desigual batalla que hemos librado y en la cual, es cierto, hemos sido derrotados. Pero recordemos que, como decía Jorge Luis Borges, la derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce, sobre todo cuando el bando ganador hace uso, como si fuera suyo, del erario público para comprar conciencias, silenciar voces y obtener votos a través de las más diversas e inmorales estratagemas. Con la recentralización del Estado, es decir, con la creciente concentración del poder en el Gobierno central, el régimen ha colocado en situación de dependencia directa a dos tercios de la población. Dicho de otra forma, Chávez le echa de comer a más de 60% de los venezolanos. Por eso, lo que resulta sorprendente no es que quien busca ingresar en el libro Guinnes detentando el récord de ratificaciones en el poder haya sido reelegido, sino que no haya sacado más votos, lo cual indica que hay una porción considerable de conciudadanos que no se dejaron chantajear. La oposición, por supuesto, tiene que revisar dónde, cuándo y cómo falló no es posible, por ejemplo, que en territorios y localidades donde punteó Capriles, la abstención haya sido mayor a la media nacional, pero también tiene por delante el desafío de seguir afrontando el sistemático abuso de un poder que, en su afán de imponer un modelo de organización social fracasado y regresivo, propicia una rebatiña que, bajo la eufemística denominación de misiones sociales, se asegura la sumisión incondicional de una población de escasísimos recursos, educación deficitaria y limitada formación para el tra bajo. Así, mediante lo que no son más que dádivas y limosnas, no solamente soborna a los votante y silencia sus voces, sino, lo que es muchísimo más grave, promociona la...

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