La música venezolana hablaba en Esperanto

El 2 de agosto de 1998 fue el último toque de Dermis Tatú en Esperanto. El local de Viz caya Âla primera de sus tiendas era mucho más amplio que el que cerró sus puertas definitivamente en el mismo centro comercial. Sus dueños, la familia Souki, habían tenido que reducir el espacio. El negocio no iba tan bien. Cuando todavía la economía no había recortado el espacio, con frecuencia la tienda de discos se transformaba en un sitio de música en vivo. El propio Carlos Souki, fundador del negocio, movía los anaqueles y hacía lugar a los instrumentos, cables y micrófonos para que una banda Âprobablemente desconocida para muchos se presentara. El recuerdo del concierto del 98 regresa con frecuencia a la mente de la cantante Nana Cadavieco porque ese día escuchó en vivo y por última vez a Cayayo, el vocalista y guitarrista de Dermis Tatú. Carlos Troconis, Cayayo para todos, murió al año siguiente. Isla de la fantasía. La última tienda del negocio que emprendió Souki hace 15 años cerró a principios de junio en el centro San Ignacio. La versión más difundida es que se debió a dificultades para importar las producciones extranjeras, lo que vulneraba parte de la esencia de la tienda, aunque los dueños Âconsultados para este trabajo no quisieron pronunciarse al respecto. La clausura definitiva del lu gar dejó huérfanos a miles de clientes y a un buen catálogo de artistas independientes que encontraban en el sitio la única posibilidad de soñar con sus discos expuestos en un estante y a la venta. En las tiendas Esperanto la oferta venezolana era más amplia que la de cualquier otro establecimiento en el país. Y, aunque la venta de música hecha en casa ha repuntado en los últimos años, no fue suficiente para mantener el negocio. Desde que comenzó, el pro yecto fue manejado con mucha pasión, indica Xariel Sarabia, melómano y crítico musical. Las tiendas Esperanto no se crearon solamente para vender discos, la idea era ofrecer un servicio y apoyar al talento venezolano, cuenta Sarabia, quien, además de ser cliente, trabajó en una pequeña sucursal que abrió junto con Nelson Rivera en la librería del Ateneo de Caracas. Erwin Wincho Schafer, ba jista de bandas como Sentimiento Muerto, Pan y Atkinson, afirma que Esperanto era su isla de la fantasía; un sitio donde encontraba un catálogo de música muy completo y donde podía encargar cualquier CD. Sarabia cuenta que la prime ra vez que lo llevaron a ver la tienda de Vizcaya se sorprendió con todos los discos que...

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