Negociando de rodillas

Ya en la recta final de la discusión sobre el marco jurídico para la paz y a la luz del activismo que parece sustituir el más elemental compromiso con la verdad y la defensa de los derechos humanos, quisiera reiterar sobre varios argumentos, que caerán en saco roto hasta que la historia, a fuerza de repetirse tantas veces, nos vuelva a demostrar que no es en la renuncia de la justicia en donde encontraremos la paz en el país.El marco jurídico para la paz, para todo efecto práctico, suspende obligaciones inderogables y equivale a una amnistía amplia, aplicable a los más graves tipos criminales, bajo la sombrilla de la justicia transicional, que, por definición, es una colección de instrumentos de aplicación transitoria que flexibilizan ciertas reglas, pero no un cuerpo independiente del Derecho ni, mucho menos, una experiencia nueva para Colombia; desafortunadamente, la aplicación de la justicia transicional ha adquirido un cierto carácter permanente.En nuestra historia más recien te se han formalizado alrededor de 100 actos de amnistía, perdón e indulto, todos bajo la misma urgencia de la paz, pero, con contadas excepciones, no han suscitado la paz invocada, sino que han legalizado una atro cidad sin referente en nuestro continente.El experimento de justicia tran sicional más reciente en Colombia es lo que conocemos hoy como la ley de justicia y paz, y ciertamente su impacto en la administración de justicia inequívocamente lleva a concluir que el déficit...

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