De Nichare al salto Pará

Cómo llegar. Desde la comu nidad yekuana de Nichare Âa orillas del Caura y donde nos quedamos el domingo pasado habrá que navegar entre tres y cuatro horas remontando la corriente para llegar al Playón. Desde aquí, sólo caminando por un sendero de selva es posible ascender hasta el salto Pará, para entender con claridad por qué se habla de alto y bajo Caura. Trayecto de río hasta El Playón. Es verdad que el río Caura es navegable todo el año, pero son dos universos opuestos, según la temporada. En sequía las playas se extienden por las orillas, las piedras aparecen y la travesía se hace mucho más complicada, pero es una ricura acampar bajo la luna con sólo clavar dos palitos en la arena y guindar un chinchorro. En estos meses de lluvia sube el nivel del agua, la navegación representa menos riesgos y el caudal del salto lo convierte en un espectáculo sobrecogedor. La primera vez que llega mos al Playón fue hace como 10 años. Había si acaso una churuata y pocos aventureros se atrevían por esos parajes. Regresamos en 2002, me sorprendieron las 6 churuatas construidas por los yekuanas para recibir la visita, unos baños con pocetas, una gran churuata de comedor y la gentil comunidad indígena dispuesta a atender a los viajeros, servir de maleteros hasta el salto, pintar los rostros de las mujeres que se atrevieran a confesar sus celos Âsi se borraba al día siguiente era demostración infalible del rasgo perseguidor y ofrecer la cestería, los collares y las taparitas pintadas por fuera con onoto y por dentro pulidas con algo que las deja negritas. En ese viaje conseguimos unas 15 churuatas para atender la demanda de viajeros, otra 2 destinadas a los miembros del Ejército encargados de combatir la minería y un desaliñado, sucio y pobre caserío en la parte de atrás. Sólo el río continúa incólume, precioso, fresco, con el par de raudales que caen al fondo y los árboles metidos en la laguna porque llueve y el nivel está al tísimo. La plaga no existe en el Caura. Es por el color, ni negro ni marrón, de sus aguas. La minería cambia el paisaje para mal. Desde hace pocos años comenzó la fiebre del oro en el alto Caura. Llegaron de todas partes, entraron por ese río y por La Paragua, caminaron kilómetros entre la selva y han destruido 60 hectáreas, aproximadamente, de lo que constituye una de las reservas forestales más ricas e importantes de Venezuela. El Ejército llega cada cierto tiempo a combatirlos. En estos días fue enviado un contingente de 500...

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